Rodeados de paisajes de una belleza abrupta y dramática se levantan, resistiendo contra el empuje inmisericorde del paso del tiempo, los vestigios de una mítica ciudad-fortaleza que fue nido de águila de un caudillo rebelde descendiente de visigodos muladíes, un hombre que durante cuarenta años fue capaz de desafiar con éxito a los ejércitos de los todopoderosos Omeyas cordobeses. A medio camino entre la historia y la leyenda, este enigmático lugar ofrece al visitante una imagen impactante de una de las épocas más complejas que vivió Al-Ándalus. Estas son las ruinas de Bobastro.

Pese a que durante siglos esa parte de la historia ha sido blanqueada, alterada o incluso directamente ignorada, la invasión de la península ibérica por parte de contingentes militares musulmanes a través del Estrecho de Gibraltar durante la segunda década del siglo VIII marcó, de una forma indeleble y para siempre, nuestra cultura y el territorio que actualmente conforma la España peninsular.
A finales del siglo IX fueron frecuentes los desórdenes sociales en el Emirato cordobés, muchos de esos problemas estaban encabezados por rebeldes que pertenecían a castas y familias de origen hispano visigodos, de una forma u otra relacionados con el cristianismo. Estos personajes solían controlar un territorio a través de privilegios y poderes heredados. Cuando Umar ibn Ḥafṣūn aglutinó el descontento generalizado de numerosos rebeldes locales y desde estas sierras lanzó una desafiante ofensiva contra el ejército Omeya, se inició una larga etapa de convulsión (880-928 d.C.) que tuvo su cuartel general en el enclave de Bobastro.
La orografía de grandes barrancos sobre el río Guadalhorce junto al Desfiladero de los Gaitanes era inexpugnable y favoreció a los rebeldes que conocían los senderos y caminos de las montañas. Una lucha de casi medio siglo de duración que convirtió este nido de águilas en una ciudad cristiana dentro del estado islámico.



Bobastro (36°54′8.38″N 4°46′52.93″W) está situado al norte de la provincia de Málaga, dentro del término municipal de Ardales. Tiene su acceso desde la carretera Álora-Ardales, unos 2 km al norte de El Chorro y del lado sur del desfiladero de los Gaitanes. Desde allí, una pista asfaltada sube al cerro de Las Mesas de Villaverde, pero a medio camino está el acceso peatonal a parte de las ruinas de Bobastro. En la cima del cerro, desde donde pueden disfrutarse unas vistas realmente espectaculares, se hallan los restos de la primitiva fortificación.


Gracias al trabajo de expertos y renombrados arqueólogos especialistas en el periodo andalusí de la historia de España, tales como Manuel Acién y posteriormente Virgilio Martínez, sabemos que la fitna -así denominaron a la revuelta sus contemporáneos- tuvo su cuartel general en la Madina Bubastar, en el paraje de las Mesas de Villaverde, donde se han conservado los restos arqueológicos de Bobastro, la ciudad de los mozárabes durante los siglos IX y X. Este lugar fue un gran recinto amurallado, el refugio principal de Umar ibn Ḥafṣūn y sus seguidores durante varias décadas, un lugar estratégico y cuartel general de la ofensiva rebelde contra el rico y pujante emirato cordobés. En el año 885 el caudillo, con la ayuda de una importante red de aliados, se hizo fuerte en Bobastro, fortificándola y construyendo un alcázar, numerosas murallas defensivas e iglesias, e inició la revuelta contando con los apoyos de muchas fortalezas ubicadas en lo que hoy es la provincia de Málaga. Además, mantuvo ciertas posiciones de influencia en bastiones del valle del Genil o en la vega de Granada. Una vez organizadas las alianzas, preparó la toma por la fuerza de varios núcleos del valle del Guadalquivir, incluyendo las poblaciones de Jaén, Écija, Osuna y Estepa, entre otras. A partir de 889 intensificó la dureza de sus incursiones en aquellas plazas que se le resistían, como Baena o Priego de Córdoba, donde sus tropas entraron matando y saqueando a sus poblaciones, acciones éstas que atemorizaron a los habitantes del entorno de Córdoba. Estas ofensivas le reportaron nuevas alianzas, como la de Sevilla, a la que hay que sumar la de las tribus bereberes de la Serranía, destacando el apoyo de los Banu Jali, amos y señores de la actual Cañete la Real.

El conocimiento de estos barrancos fue determinante para sobrevivir en esta fortaleza natural. Los habitantes de esta ciudad rebelde se desparramaron por los acantilados, edificando y excavando casas y cuevas. En muchas de esas casas trogloditas se extraían sillares de areniscas que se incorporaban a las defensas militares. Estas murallas están construidas con estas aportaciones de los refugiados y residentes en Bobastro. La población pudo llegar a más de mil quinientos refugiados en los momentos de máxima tensión. Sus escasas fuentes obligaron a planificar muy bien el acopio del agua, que era conservada en aljibes excavados en la roca y acarreada desde los ríos y arroyos en grandes jarras.

La base económica de los habitantes de Bobastro debió ser el saqueo y el apoyo indirecto de una población rural dispersa en el territorio que rodeaba la confluencia de los valles y el Desfiladero de los Gaitanes, estableciéndose una economía de subsistencia con unas normas internas muy rígidas. Umar ibn Ḥafṣūn y sus militares establecerían un sistema de rentas a sus refugiados -Bobastro-, a sus protegidos -población rural- y a sus aliados -otros pueblos y fortalezas-. Los refugiados tenían que aportar sillares, y cada edificio mantenía abierta una cantera. Los eremitas que vivían en este recinto extrajeron sillares para construir un aljibe y conservaban en uso una cantera para extraer bloques con las dimensiones de los usados en la construcción de la fortaleza, lo cual indica que del tributo de la protección no se libraba ni tan siquiera la comunidad religiosa, que disponía de un recinto extramuros de la ciudad.

Pero ¿quién fue Umar ibn Ḥafṣūn? Algunos dicen que su vida es digna de los más imaginativos guionistas del Hollywood clásico o de las actuales series televisivas que nos encandilan y abducen. Un hombre que, cambiando varias veces de credo religioso, logró mantener una pugna militar de varias décadas por el poder de Al-Ándalus contra los todopoderosos Omeyas a las mismas puertas de Córdoba. Algo realmente difícil de creer si no fuese porque las bases históricas así lo confirman.

Nacido en los Montes de Málaga, era descendiente de una antigua familia visigoda -hay un abuelo o bisabuelo llamado Alfonsus-. En su juventud fue militar al servicio del emirato cordobés, pero una reyerta que culminó con una muerte le colocó fuera de la ley, teniendo que huir al norte de África, donde vivía su tío, y de donde volvería tras su encuentro con un santón que le predice que será rey, para iniciar la revuelta en el año 878. Consiguió el apoyo de muchos habitantes de la montaña malagueña, descontentos por la fuerte presión, incluyendo la fiscal, que el estado cordobés estaba ejerciendo en estas tierras, sin respetar los pactos firmados tras la conquista. Estableció su cuartel general en estas montañas de Bobastro y desde aquí se apoderó de las fortalezas de Ardales y Álora, pero el emirato le capturó en el año 883 y, paradójicamente, le devolvió como oficial al ejército cordobés. Lo abandonó y volvió a Bobastro en 885, conquistó Auta y Comares en la Axarquía, Mijas en la costa y Archidona en Antequera. Apoyó a los rebeldes de Alhama de Granada en su lucha contra el nuevo emir Al-Múndir de Córdoba, aunque éste se apoderó de Archidona, iniciando una ofensiva contra Bobastro que continuó el posterior gobierno del emir Abd Allah. De nuevo el estado cordobés lo integró en su política y lo nombró gobernador de la Kura de Rayya -la provincia de Málaga- en 888. Pero Umar no respetó los compromisos y volvió a las montañas, convirtiéndose en el cabecilla principal de los rebeldes y fortificando la montaña de Bobastro. Sus alianzas y sus ataques le convirtieron en un temido guerrero al amparo del cual muchos se refugiaron detrás de las murallas de Bobastro, porque la presión del estado de Córdoba no se frenaría hasta la toma definitiva de esta ciudad.

Uno de los hitos patrimoniales más destacados del conjunto arqueológico de Bobastro es el que representa su iglesia rupestre. No es un monumento aislado en la ladera de la montaña, sino que se asocia a la ciudad misma en la que se ubica, constituyendo, sin duda alguna, la mejor obra de arquitectura realizada por los mozárabes en el sur de la Península Ibérica. Con más de once siglos de antigüedad, sigue siendo el principal recuerdo de la gran revuelta que los cristianos mantuvieron contra el islam andaluz durante parte de los siglos IX y X.

Más que una construcción arquitectónica, podría decirse que la iglesia es una escultura tallada en promontorio de roca arenisca, con unas dimensiones aproximadas de unos 160 metros cuadrados dentro de una planta basilical -rectangular- que se compartimentó con naves longitudinales, divididas, a su vez, en tres espacios a lo ancho dedicados a los fieles, los religiosos y los altares. Destacan en su construcción los grandes contrafuertes -innecesarios en una obra tallada-, los arcos de herradura de la única pared conservada y la cabecera con tres ábsides, el central con forma de arco de herradura y los laterales cuadrangulares.



Las obras pudieron iniciarse a finales del siglo IX, en torno al año 890. El monasterio se adosaba a este edificio religioso, conservando paredes de sillares y elementos excavados que demuestran la existencia de una construcción en torno a un patio central, donde se ubicó el gran aljibe, que se llenaría con probabilidad con el agua de lluvia aportada por los tejados. A su alrededor, una serie de estancias donde se alojarían los monjes, y restos de almacenes, algunos de ellos rectangulares y profundos que han sido equivocadamente identificados como tumbas.



Posiblemente se trata de una obra que se culminó con materiales de construcción -ladrillos- en las zonas donde la roca no daba más altura, se cubrió, seguramente, con una armadura de madera y una cubierta de tejas. Además, se constata el nombramiento como obispo de las iglesias de Bobastro de Yafar Ibn Maqsim, lo que refuerza la idea, definitiva, de que el monasterio estuvo en funcionamiento hasta su destrucción por las tropas del califa Abd-al-Rahman III en 929.




Durante el siglo XX y lo que llevamos del XXI, el yacimiento arqueológico de Bobastro se ha visto favorecido con varias investigaciones que han visto la luz en forma de libros o artículos y que redundan en la importancia de este conjunto clave para entender la Edad Media de España. Los aportes científicos, aunque realizados desde enfoques diferentes, refuerzan la gran importancia del yacimiento y del contexto histórico de la revuelta mozárabe encabezada por Umar ibn Ḥafṣūn. Muchos son los autores que han indagado en su figura desde la perspectiva de obras generales, pero el trabajo realizado por autores como Cayetano de Mergelina, Rafael Puertas y los ya citados Manuel Acién y Virgilio Martínez ha superado el mero análisis académico, legándonos el conocimiento histórico del que hoy disponemos.
Mucho queda aún por excavar, descubrir y, sobre todo, por mantener. Del recinto amurallado exterior de la Fortaleza de Bobastro, excavado el año 1927, sólo se observan escasos restos de los muros, especialmente desde la carretera de acceso que circunvala dos de los lados de la formación rocosa, y de las torres que daban a los precipicios que delimitan los otros dos lados de esta. Y del alcázar los restos son apenas identificables entre la maleza que los cubre. El yacimiento se encuentra inscrito como Bien de Interés Cultural dentro del Patrimonio Cultural de Andalucía con fecha de 04/06/1931 y bajo la protección de la Declaración genérica del Decreto de 22 de abril de 1949 y la Ley 16/1985 sobre el Patrimonio Histórico Español.
Bobastro reúne uno de los conjuntos patrimoniales más importantes de la Edad Media en Andalucía, y aunque está necesitado de un gran proyecto de investigación, recuperación y preservación patrimonial, ha sido determinante para comprender el período de formación de Al-Ándalus entre los siglos VIII y X. Umar ibn Ḥafṣūn, interesantísimo personaje histórico que fue cristiano, pero también, con anterioridad a su conversión, musulmán sunní y, posteriormente, musulmán chií, construyó la ciudad y todo su entorno desde la nada en un monte pelado calvo de edificaciones, a su imagen y semejanza, desde donde desafió durante décadas al poder de los Omeyas cordobeses hasta casi desbancarlos de su privilegiada posición. Bobastro, la Medina Azahara de los rebeldes mozárabes que, al igual que muchas de las joyas que conforman el riquísimo e invaluable patrimonio histórico español, ve como desaparecen de manera incomprensible los restos arqueológicos y arquitectónicos de nuestra historia.

Para la redacción de este artículo me he apoyado principalmente en mis conocimientos previos acerca del yacimiento, en la experiencia adquirida durante la visita y en mi propio material fotográfico, aunque para documentar la historia del lugar y profundizar en los hechos y características más singulares he tenido que buscar apoyo externo. Y ese apoyo lo he obtenido de varias páginas web que contienen valiosa información histórica y técnica. Aquí los enlaces:
- El islam en la Comarca del Guadalteba
- La iglesia rupestre de Bobastro y la ciudad de ibn Ḥafṣūn, de Virgilio Martínez Enamorado
- Andalucía Rústica – Las Ruinas de Bobastro
- Turismo Prerrománico – Basílica de Bobastro
Buenos días Jesús,
He leído tu artículo y sin duda alguna es muy interesante lo que describes sobre los restos arqueológicos de una de las zonas que forman parte de nuestra historia. Espero que sigan investigando y excavando para que encuentren más restos de esta maravilla que compone nuestro Patrimonio histórico. Muchas gracias por tu trabajo y compartirlo.
Cuídate mucho y nos vemos en la próxima lectura 📖🙋🏻♀️🤗🥰
Hola María,
Muchas gracias por tus amables palabras. Es un placer para mí investigar y trabajar para compartir mis conocimientos y experiencias con todas aquellas personas que visitan mi blog y me leen.
Cuídate mucho y nos vamos siguiendo, 🙏🏻🙋🏼♂️🤗
No cabe duda de que haces muy buen trabajo de investigación para realizar estos artículos.Yo aprendo mucho de ellos.
Las fotografías son preciosas,nos reflejan un paisaje,como tú bien dices, espectacular.
Hola mamá,
Gracias por tu comentario. Me alegra que te guste.
Besos,