Símbolo universal por derecho propio de uno de los municipios más visitados de toda Andalucía, constituye, junto con la Plaza de Toros de la Real Maestranza de Caballería de Ronda, el alma de una de las ciudades más atractivas y de mayor riqueza patrimonial del sur de España. Una joya de la ingeniería que, tras renacer de la tragedia y ser acreedora de un récord en su tiempo, permitió la expansión urbana salvando de forma elegante y armoniosa la imponente garganta excavada por el río Guadalevín, conocida como Tajo de Ronda. Este es el Puente Nuevo.

No pocas personas, inclusive oriundas de la zona, confunden el nombre de esta magna construcción y se refieren a ella como el “Tajo de Ronda”, cuando en realidad el “Tajo de Ronda” es el conjunto que suponen las dos mesetas sobre las que está asentada la ciudad. Su origen se remonta a un movimiento sísmico que tuvo lugar hace más de 5 millones de años y están separadas por una garganta que paciente y calladamente ha ido excavando el río Guadalevín. El resultado es más que espectacular, con un impresionante roquedo labrado en piedra arenisca que, además, alberga una interesante variedad de aves como el halcón peregrino o la chova piquirroja. La altura del cortado llega a alcanzar unos apabullantes 140 metros, lo que permite observar desde arriba aves en vuelo y permite, con relativa frecuencia, contemplar los lances de un halcón intentando cazar una paloma.


Y es aquí, en este extraordinario paraje, a escasos 150 metros de la Plaza de Toros y uniendo la zona del centro de Ronda con su casco histórico, no menos espectacular y del cual quizás escriba algún día un artículo, donde se yergue esta formidable obra de la ingeniería cuyo nombre original es Puente Nuevo.


Ya en el siglo XVI las necesidades de crecimiento de Ronda impulsaron a intentar construir un puente en la parte más profunda de la garganta excavada por el río Guadalevín. No obstante, las dificultades técnicas eran muchas y el proyecto no llegó a realizarse. Dos siglos después, durante el reinado de Felipe V, en 1734, se construyó un puente de un solo arco de medio punto de 35 metros de diámetro que se apoyaba directamente en la roca a ambos lados del tajo. La obra se realizó en ocho meses, pero seis años después se desplomó estrepitosamente sobre el río, matando a cincuenta personas en un triste pero recurrente hecho en la construcción de puentes: el método constructivo de “prueba y error”. En defensa de los atrevidos constructores hay que decir que, en aquella época, no había ningún otro método de cálculo que no fuese la intuición y el saber hacer. Y es que este primer puente de Ronda se adelantó unos pocos años a la fecha que se considera como inicio de la ingeniería moderna: 1750. Aquel trágico accidente y el miedo a un nuevo fracaso propiciaron el portentoso y robusto diseño que hoy todos conocemos.


Algunos años más tarde, en 1751, se comenzó la obra actual que, tras no pocas vicisitudes y contratiempos, quedó terminada en mayo de 1793, coincidiendo con la celebración de la Real Feria de Mayo en Ronda. En total se invirtieron más de 40 años, y en la construcción del puente intervinieron maestros de diversos oficios, siendo el más destacado el arquitecto José Martín de Aldehuela, natural del pueblo turolense de Manzanera y director de, entre otros, los trabajos de realización de las cajas de los órganos de la catedral de Málaga y de una de las obras de ingeniería hidráulica más importantes del siglo XVIII en España: los casi 11 kilómetros del Acueducto de San Telmo para llevar el agua del río Guadalmedina a Málaga.
Este monumental puente de 98 metros de altura, construido en sillares de piedra extraídos del fondo de la garganta del Tajo -se pueden observar las huellas de la extracción-, posibilitó la expansión urbanística de la ciudad, cumpliendo además la función de impresionante mirador, ya que, desde sus balcones, las vistas de las casas colgando sobre el mismo borde del precipicio son realmente brutales.

El Puente Nuevo de Ronda presenta una estructura de tres cuerpos bien diferenciados. El inferior hace las veces de cimentación de la obra y consiste en un arco de medio punto bajo el cual discurre el río Guadalevín. El segundo, el más grande, consiste en una estructura maciza apoyada en las paredes del tajo con un arco central de medio punto de grandes dimensiones. En la parte superior, se encuentran las dependencias del puente, utilizadas antiguamente como prisión, y que actualmente alberga un moderno Centro de Interpretación, así como dos pequeños arcos de medio punto en los laterales que sostienen la estructura sobre la que discurre la calle. A ambos lados de la vía hay cuatro balcones que permiten obtener una vista vertical del monumento -no apta para personas aprensivas y con vértigo- desde donde se aprecian los casi 100 m de desnivel.

Fotografía propia.

Como ingeniero de profesión, me tomo la licencia de incluir un párrafo de contenido puramente estructural. Y es que el diseño del Puente Nuevo consistió en construir unas enormes pilastras a lo largo de toda la altura del barranco para poder construir un arco de medio punto de tan solo 15 metros de diámetro, bajando los apoyos de dicho arco al mismo cauce del río, a 75 metros por debajo de su cota. Esto, a primera vista, es totalmente rechazable en las primeras fases de cualquier proyecto de un puente, contrario a lo que se hacía -y se hace- en el resto del mundo a lo largo de la historia, pues la meta y desvelo principales durante siglos de los ingenieros constructores siempre ha sido evitar apoyar directamente en los cauces, diseñando estructuras que fuesen transparentes al río y que no supusieran un obstáculo a su corriente. El objetivo prioritario era hacer arcos de mayor luz con apoyos de dimensiones reducidas, ya que, sobre los ríos, especialmente cuando van alimentados por furiosas crecidas, circula una de las fuerzas -junto con el fuego- más destructivas e incontrolables de la naturaleza: el agua. Y esta fuerza era la causa principal de la caída de los puentes.


Como datos sorprendentes, he aquí dos características de esta maravillosa obra de la ingeniería de puentes: la altura del puente es la de un edificio de 30 plantas, y los muros que sirven de arranque al arco central tienen las mismas dimensiones que la Giralda de Sevilla, tanto en planta como en alzado. Si han visitado la Giralda y ha contemplado la belleza de sus dimensiones, trasládenla a cada lado del Tajo y obtendrán el cuerpo inferior de la estructura. Tales características dotaban al puente de la capacidad de rivalizar en altura con la mayor parte de las agujas de las catedrales de Europa, y no en vano, fue hasta 1839 el puente más alto del mundo con su altura de 98 metros.

Pero quizá su rasgo más distintivo sea esa incomparable belleza suya que produce tantos sentimientos y sensaciones cruzarlo y contemplarlo, porque el puente se funde con el Tajo pasando a ser parte de él, sin interrupción entre el enclave y la estructura, el color se diluye con el de las paredes del acantilado. El puente es parte inherente del Tajo, y esta sensación es debida a que la piedra es la misma del Tajo dado que el material utilizado se extrajo del fondo de la garganta del río, de ahí la armonía de su fusión con el paisaje, con su entorno.

Y esa es su verdadera esencia, independientemente de la grandeza constructiva de la obra. Es un puente para vivirlo, sentirlo y respetarlo, para sentir el vértigo de los enormes desfiladeros que se postran ante él. Todavía recuerdo la última vez que lo visité, dejándome arrastrar por su magia asomado a uno de sus balcones. Bandadas de aves que recorrían frenéticos el Tajo pasaban, al llegar al puente, por debajo de sus arcos hacia el valle sin modificar lo más mínimo su vuelo. «Quizás esos pájaros no son conscientes de que están cruzando un puente, porque crean que es una parte más del barranco…» pensaba mientras posaba de nuevo la vista en el soberbio paisaje que se expande, fundiéndose con el azul del cielo.

Para la redacción de este artículo me he apoyado principalmente en mis conocimientos previos acerca del monumento, en la experiencia adquirida durante la visita y en mi propio material fotográfico, aunque para documentar la historia del lugar y profundizar en los hechos y características más singulares he tenido que buscar apoyo externo. Y ese apoyo lo he obtenido de varias páginas web que contienen valiosa información histórica y técnica. Aquí los enlaces:
- Magnet – La historia del Puente Nuevo de Ronda
- Orondanatura – Historia del Puente Nuevo de Ronda
- Diputación Provincial de Málaga – Turismo
Me ha encantado el artículo.A pesar de haber pasado por él muchas veces y de haberme asomado al vacío,no conocía gran cosa de él.
Ahora lo veo co otros ojos…👏👏👏
Muchas gracias, me alegro de que te haya gustado. Y de que a partir de ahora lo veas con otros ojos.
Besos 😘