Situadas en la Mesa de Ronda la Vieja, a unos 20 km de la actual ciudad de Ronda, las ruinas romanas de Acinipo han pasado desapercibidas en demasiadas ocasiones, incluso para los propios lugareños, pese a destacar en ellas su Teatro, uno de los mejores conservados de la Hispania romana. Posiblemente la razón de este desconocimiento es que se encuentra en un enclave apartado, relativamente lejos de cualquier ruta transitada, y que alrededor existen muchos lugares de un tremendo interés turístico que son los que generalmente acaparan los focos. Sin embargo, es de justicia decir que una visita a este lugar no deja en modo alguno indiferente. Esta es la zona arqueológica de Acinipo.

Acinipo o Acinippo alberga una de las ciudades romanas más importantes de Andalucía, ubicada sobre una mesa de piedra caliza a 999 metros de altitud entre las áreas serranas de Ronda y Grazalema, con unas vistas panorámicas que abarcan las provincias de Cádiz, Málaga y Sevilla. El yacimiento controla, desde su posición estratégica, las cuencas altas de los ríos Guadalhorce y Guadalete y en su entorno hay minas de hierro, cobre y plomo, lo que facilitó su ocupación desde la Prehistoria, como así lo atestiguan varias cabañas circulares localizadas en las últimas excavaciones realizadas en la ciudad y que datan de la Edad del Hierro.


Sin embargo, las excavaciones arqueológicas realizadas en la zona indican que este enclave fue ocupado por primera vez en la Edad del Cobre, un periodo cultural de enorme dinamismo social y económico que se desarrolló durante aproximadamente un milenio, entre el 3200 y el 2200 a.C. En el siglo VIII a.C. el lugar entró en contacto con los fenicios que se establecieron en la costa de Málaga, fue abandonado a finales del siglo VII a.C. y ocupado nuevamente a lo largo del siglo V a.C. por los íberos.


Fue con la ocupación romana de este privilegiado emplazamiento, a partir del año 206 a.C., cuando experimentó grades cambios sociales y económicos. Se construyeron edificios monumentales y tuvo lugar la acuñación de moneda propia, lo cual originó el auge de la ciudad romana de Acinipo, convertida en municipio romano durante los años siguientes. La ciudad comenzó a perder importancia a lo largo del siglo III y en el siglo IV llegó a ceder de forma total la hegemonía en el territorio a Arunda, la actual Ronda. Según las últimas investigaciones y el hallazgo en el yacimiento de restos cerámicos, la ciudad pudo quedar deshabitada en el siglo VII. Ambas ciudades, Acinipo y Arunda, coexistieron en el tiempo.
El topónimo Acinippo se compone de un primer elemento Acini y otro ippo, que significaba ciudad en la lengua tartesia. La presencia de un racimo de uvas en monedas de Acinipo permite suponer que los romanos interpretaron Acini en latín como granos de uva. Su nombre aparece por primera vez como Acinippo en textos de Ptolomeo y Plinio el Viejo, así como en monedas, en una inscripción y en el concilio de Iliberri. Además, fue estudiado por eruditos del siglo XVI, como el eclesiástico e historiador español, cronista de Carlos V, Lorenzo de Padilla.


En 2011, la Junta de Andalucía protegió toda la mesa de Acinipo y un amplio margen de su entorno mediante el Decreto 22/2011, de 8 de febrero, por el que se inscribió en el Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz como Bien de Interés Cultural con la tipología de Zona Arqueológica Ciudad Romana de Acinipo.
Para visitar la zona arqueológica se ha de seguir un itinerario marcado, el cual se puede recorrer en un sentido o en otro, pero sin salirse del mismo. Una manera de hacer el recorrido es iniciarlo en las Cabañas de la Edad del Hierro, construcciones fechadas en los siglos IX-VIII a.C., las más antiguas que pueden verse actualmente en Acinipo, para continuar subiendo hasta llegar a la Domus, vivienda señorial romana que se convirtió en un taller tras su abandono y de la cual solo está excavada una parte. Dejando atrás este punto se llega al monumental Teatro Romano, el edificio principal de Acinipo. Desde aquí, siguiendo hacia el borde de la Mesa, se pueden observar unas maravillosas vistas panorámicas con las montañas de Ronda y Grazalema recortando el horizonte. Descendiendo para buscar la salida, se encuentra el último punto de interés, las Termas, que, dotadas de una palestra, permitían combinar el baño con los entrenamientos deportivos.


Las Cabañas de la Edad del Hierro son, como ya se ha dicho, las construcciones más antiguas que pueden verse hoy en Acinipo, datadas en los siglos IX y VIII a.C. Se trata de pequeñas viviendas de planta circular con zócalo de piedra, muros de adobe y techumbre cónica vegetal. La puerta de acceso estaba precedida de un pequeño empedrado, sobre el que seguramente se colocaba una estructura ligera a modo de toldo. En el interior de cada vivienda se encuentra un pequeño hogar, que pudo servir para la preparación de pequeñas cantidades de alimentos o para caldear la estancia en época invernal. En su interior han aparecido vestigios de ánforas fenicias con restos de pescado en salazón, prueba del comercio que existía entre Acinipo y la costa mediterránea.



La Domus es el prototipo de vivienda de las clases adineradas de una ciudad romana. En Acinipo solo se conoce, hasta el momento, una y de forma incompleta. La estructura está formada por dos espacios distintos situados en dos niveles. En la parte inferior se hallan las estancias que pudieron haber sido destinadas a cocina y almacenaje, además de un lararium o altar de culto a los dioses domésticos, símbolo de protección de la casa y de sus moradores. Una de las zonas de la vivienda se llegó a transformar posteriormente para darle uso industrial, posiblemente coincidiendo con el progresivo abandono de los lugares de residencia urbanos por parte de la aristocracia ciudadana en favor de las villas rurales.


El Teatro es el edificio más importante de Acinipo. Su graderío está excavado directamente en la roca caliza del lugar, sirviendo esta operación también de cantera para la construcción del escenario. La orchestra -semicírculo o un poco más de un semicírculo frente a la escena en el que se sentaban las autoridades, actuaba el coro y se alzaba un altar en honor a Dioniso- se decoró con caliza y mármol rosa. Por sus características constructivas, el edificio debió levantarse a finales del siglo I a.C., momento en que Acinipo era una ciudad muy próspera que incluso acuñaba su propia moneda. Es uno de los teatros romanos más antiguos de España y uno de los mejor conservados de toda la Hispania romana. Se calcula que su aforo era de unos 2.000 espectadores, ya que muchos se sentaban en la parte superior, donde las gradas eran de madera. Tras la decadencia de la ciudad, el teatro quedó abandonado y sus estructuras fueron aprovechadas para construir una torre vigía de todo el entorno, que estuvo en uso hasta el siglo XV. Las potentes estructuras del edificio explican que siempre haya sido visible, como reflejan los grabados de viajeros y eruditos del siglo XIX. Fue en el siglo XVII cuando Fariñas del Corral, abogado, religioso y anticuario rondeño, lo identificó en 1650 como teatro romano.







La higiene corporal y el ejercicio físico fueron dos elementos clave en la vida social del mundo clásico, de ahí que las Termas ostentasen en época romana el rango de necesidades públicas. Estaban compuestas de varias salas: vestuarios, letrinas, salas calientes, templadas y frías. El calor se producía mediante la combustión de leña bajo el suelo de las salas calientes. Las Termas de Acinipo se abastecían de agua desde un nacimiento vecino, siendo elevada mediante norias que llenaban tres grandes depósitos. Disponen de un amplio patio porticado o palestra, de planta rectangular, con su centro de suelo natural y a cielo abierto, destinado a la realización de ejercicios gimnásticos. La galería perimetral permitía a los visitantes resguardarse del sol y la lluvia, ofrecer un lugar de relación social y conversación, así como acceder a las habitaciones anexas.



Acinipo poseía una muralla en todo su perímetro, y aunque se desconoce su altura, todavía hoy es posible observar sus restos en la superficie, así como de las plantas circulares de algunas torres de vigilancia.

Pueden observarse gran cantidad de montones de piedra repartidos por toda la zona del yacimiento. Estos majanos no son otra cosa que la acumulación de restos de edificaciones que los agricultores fueron amontonando hasta la década de los 70 del siglo pasado, con el fin de labrar las tierras del yacimiento. La extensión de éstos da una idea aproximada del tamaño de la antigua ciudad y de lo que aún permanece por excavar.

Si bien es cierto que en la actualidad se trata de un yacimiento muy poco excavado, esto no impide que el lugar ofrezca, como suele ser habitual en los yacimientos romanos, la posibilidad de disfrutar de una visita realmente magnífica, ya que el emplazamiento, estratégicamente ubicado, brinda unas panorámicas espectaculares de los campos de la zona, además de poseer, como ya se ha indicado, uno de los teatros más formidables y bien conservados de Hispania. Asimismo, ofrece otro encanto, éste mucho más oculto, ya que parece ser que por falta de fondos hace años que no se realizan labores de excavación, lo que permite imaginar que, en un futuro, cuando la situación se revierta, aflorarán nuevos descubrimientos de valor patrimonialmente incalculable, como ya lo es todo lo que puede observarse en Acinipo en nuestros días.
Para la redacción de este artículo me he apoyado principalmente en mis conocimientos previos acerca del yacimiento, en la experiencia adquirida durante la visita y en mi propio material fotográfico, aunque para documentar la historia del lugar y profundizar en los hechos y características más singulares he tenido que buscar apoyo externo. Y ese apoyo lo he obtenido de varias páginas web que contienen valiosa información histórica y técnica. Aquí los enlaces:
- Información disponible en los paneles explicativos de la propia zona arqueológica de Acinipo
- Enclaves Culturales de Andalucía – Acinipo
juntadeandalucia.es/cultura/enclaves/enclave-arqueologico-acinipo
- Wikipedia – Acinipo
Hola Jesús,
Ha sido muy interesante tu artículo. Me gusta sobre todo porque cuentas la historia de nuestros antepasados y de donde venimos y me parece fascinante que se puedan encontrar restos arqueológicos de gran valor. Me imagino además que las vistas tienen que ser espectaculares a juzgar por tu artículo. Muchas gracias por compartir y que pases buena semana. Nos vemos en la próxima lectura 📖 un saludo 😊🙋🏻♀️
Hola María,
Muchas gracias por tus palabras y me alegro mucho de que te haya gustado. Las vistas son, como supones, espectaculares, al igual que el sitio en sí y toda la historia y valor patrimonial que encierra. Espero que algún día puedas visitarlo, no te defraudará.
Gracias de nuevo, cuídate mucho 🙏🏻🙋🏼♂️🤗