Estas espectaculares ruinas, ubicadas dentro del término municipal de Tarifa, en la provincia de Cádiz, constituyen un Conjunto Arqueológico que, debido a su fantástico estado de conservación, representa uno de los máximos exponentes de la arquitectura y el urbanismo de la Hispania romana. Importante ciudad-factoría célebre por sus conservas y salazones, fue además uno de los principales centros de producción de la salsa denominada garum, exportada a todo el Imperio para el deleite de sus ciudadanos. Conozcamos un poco mejor la historia de esta joya de nuestro patrimonio, para muchos aún desconocida.
Declarada Monumento Histórico Nacional, a ella se refirió el geógrafo e historiador griego Estrabón, en el siglo I d.C., como […] un puerto donde generalmente se embarca hasta Tingis, en Mauritania. También es un emporio que tiene fábricas de salazones […]. Las ruinas de la ciudad romana de Baelo Claudia están enclavadas en un paraje de espectacular belleza, conocido como Ensenada de Bolonia. Quizá su fabuloso estado de conservación se deba a que, a lo largo de los siglos, permanecieron prácticamente ignoradas y desconocidas entres las dunas, hasta que a principios del siglo XX se comenzaron a llevar a cabo campañas arqueológicas y con ello vieron la luz los restos de lo que puede ser considerado como uno de los trazados urbanos más completos, fieles al estilo y mejor conservados de la Hispania romana.


La ciudad se fundó a finales del siglo II a. C., heredera de un asentamiento fenicio más antiguo llamado Baelokun, y fue el principal puerto marítimo de enlace con la ciudad de Tánger en Marruecos. La pesca, la industria conservera -el salazón- y la producción de la salsa denominada garum fueron las actividades alrededor de las cuales giró su potente economía, llevándose a cabo estas actividades principalmente durante los meses de verano y atrayendo a la ciudad a numerosos trabajadores temporeros, algo que sin duda influyó en las características de algunos de sus edificios. El emperador Claudio llegó a concederle el rango de municipium -la segunda clase más alta para una ciudad romana, solo por debajo de la colonia-.


Este yacimiento es una de las grandes atracciones turístico-culturales de la zona, ubicado en un lugar al que llegan gran cantidad de visitantes durante todo el año, especialmente durante el verano, debido a la calidad de sus célebres playas. La Junta de Andalucía ha llevado a cabo mejoras significativas en el área, construyéndose un Centro de recepción de visitantes y desarrollándose un Proyecto de actuación paisajística en la Ensenada de Bolonia. Desde el año 2007 el Conjunto Arqueológico cuenta con su propio museo, incorporado en la Sede Institucional y Centro de Visitantes del Conjunto Arqueológico de Baelo Claudia. Además, la Universidad de Cádiz lleva a cabo trabajos y proyectos en el yacimiento, que han dado lugar a descubrimientos tan notables como la única copia del Doríforo de Policleto en la península ibérica o la tumba de una noble, única en Hispania dedicada a una mujer.

Si bien esta ciudad no debió ser nunca una plaza con excesiva influencia y poder político, eso no supuso ningún obstáculo para que desde sus orígenes fuese planificada siguiendo escrupulosamente las directrices del urbanismo romano. Fue empleado un trazado ortogonal amurallado, dividido por dos vías principales perpendiculares entre sí, el Cardo Maximus y el Decumanus Maximus, en torno a las cuales se distribuían los principales edificios tanto públicos como privados, todo ello complementado con un rudimentario pero eficaz sistema de abastecimiento y saneamiento.


La muralla fue edificada en época de Augusto, aunque reparada y modernizada siguiendo el mismo trazado en la segunda mitad del siglo I d.C. Es probable que no tuviese un fin puramente defensivo, dado que era una época de paz, lo que empuja a pensar que se trata de una muralla de prestigio, para definir el pomoerium de la ciudad, el límite urbano sagrado de la misma.


El Decumanus Maximus fue la calle principal de la cuidad. A ella se abrían las principales tiendas de la ciudad, el mercado, la plaza y las termas, constituyendo así el eje comercial de Baelo Claudia. Tiene 9 metros de ancho medio y su longitud total constituye la anchura máxima del núcleo urbano, definiendo un eje este-oeste. La intersección entre este eje viario y el Cardo Maximus (norte-sur) definió el emplazamiento del foro de la ciudad, el corazón de la vida pública. A partir de los ejes del Cardo y Decumanus Maximus se articuló el urbanismo vitrubiano ortogonal tan típicamente romano.


Como vía más importante de Baelo, comunicaba dos de las principales puertas de la ciudad y se encontraba flanqueada por pórticos. Dado que no se han hallado marcas de rodadas de carro en su pavimento, se cree que el Decumanus Maximus fue una calle peatonal dedicada al comercio y un lugar para las relaciones entre los ciudadanos. Constituye uno de los pocos decumanos conocidos conservados íntegramente.


El Foro era el centro de la vida ciudadana desde el punto de vista político, administrativo, judicial y religioso. Era un espacio esencial, ubicado en la zona media de la ciudad y comunicado directamente con el Decumanus Maximus por su lado sur. El Foro de Baelo tiene su origen en la época del emperador Augusto, aunque su núcleo fundamental fue remodelado entre los años 50 y 70 d.C., durante los reinados de Claudio y Nerón.


A imitación de la capital del imperio, Roma, el Foro era en todas las ciudades el centro de la vida ciudadana y el lugar de encuentro y relación. Por ello se situaba en el cruce de las dos calles principales de la ciudad o muy cerca de éste. El ambiente del foro en la antigüedad era más cerrado que el que hoy puede llegar a apreciarse observando sus ruinas. Se trataba de un espacio acotado por grandes edificaciones en todos sus lados y con pórticos laterales que resguardaban a los ciudadanos de las inclemencias del tiempo, dotando al espacio de un carácter con entidad propia. El área del Foro de Baelo Claudia es, posiblemente, la que ha llegado a nuestros días de forma más completa y la que presenta el mejor estado de conservación de toda la Península.


Ubicado en el ángulo noroeste del Foro se encuentra situado el Templo de Isis, un espacio sagrado edificado en torno al año 70 d.C. dedicado al culto de la diosa egipcia Isis. El espacio público del templo está delimitado por un pórtico y en el centro se encuentra el podio con la sala de la divinidad, en cuya parte delantera se ubican los elementos destinados al culto, como el altar, el hogar, el pozo sagrado y el aljibe. El templo tenía un espacio privado, separado del de culto, en el que se hallaban las dependencias destinadas al uso personal de los sacerdotes y donde además se realizaban los rituales de presentación de los nuevos iniciados.

Situado en el lado norte del Foro, sobre una plataforma que presenta un desnivel de cinco metros con respecto a la plaza enlosada, se encuentra el Capitolio, un conjunto de tres templos dedicados al culto de la Tríada Capitolina. Fue edificado entre los años 50 y 70 d.C. y representa el área sacra de Baelo. Su situación dominante simboliza la sumisión de la vida administrativa y política a la divinidad, bajo cuya protección se desarrolla la vida ciudadana. El templo sirve únicamente como morada de la estatua del dios o diosa dado que el culto se desarrolla fundamentalmente en el exterior, sobre los altares existentes al pie de la escalinata del edificio central.





En el ángulo noroeste de la zona media, limitando con la muralla occidental de la ciudad, se levanta el Teatro, sin duda uno de los edificios más impresionantes de todo el Conjunto Arqueológico. Construido aproximadamente hacia el año 60 d.C., fue finalmente abandonado a finales del siglo II o principios del s. III d.C. En su origen fue utilizado para la realización de representaciones teatrales y tras su abandono, ya en época tardorromana, fue reutilizado puntualmente como necrópolis.

El graderío se dividía en tres sectores semicirculares: la ima cavea, reservada a las clases dirigentes de la ciudad, la media cavea, ocupada por los comerciantes, los funcionarios públicos y los ciudadanos libres de mayor estatus, y la summa cavea, destinada a servir de asientos al pueblo llano. Cada sector estaba separado de sus contiguos por un pequeño murete, lo cual explica la proliferación de tantas puertas y corredores de acceso al interior del recinto.





Detrás del escenario existía un gran muro ricamente decorado, el scaenae frons, que servía de fondo a la representación teatral y que además cumplía la función de caja de resonancia para que la voz de los actores se amplificara y pudiera llegar a todo el público.


En el ángulo suroeste del Foro, junto al Decumanus Maximus, queda emplazado el Mercado de abastos de la ciudad o Macellum, levantado a finales del siglo I d.C. cuando el Foro quedó cerrado a la actividad comercial. En el siglo II d.C. tan solo quedaban las tiendas que abrían sus puertas al Decumanus Maximus, ya que por esta fecha las tiendas interiores ya se empleaban como vertedero, y en época tardía se llegaron a edificar viviendas, hasta que poco después fue abandonado completamente.

Debido a la gran cantidad de elementos arquitectónicos que aún se conservan en relativo buen estado, como el pavimento, los desagües, los soportes, las pilastras, las columnas o los capiteles, entre otros, es posible deducir con bastante exactitud su estado original, convirtiéndolo en uno de los mercados mejor conservados de todo el mundo romano.



Las tiendas eran de reducidas dimensiones, ya que la mayor parte de la mercancía se exhibía en el exterior de las mismas, y el edificio quedaba cerrado por la noche. El edículo -capilla- existente en el centro del recinto debía estar dedicado a una divinidad vinculada con el comercio, posiblemente Mercurio.


Para un ciudadano romano, uno de los aspectos más importantes era el ocio, y en Roma, las actividades de ocio más importantes eran el deporte y la práctica colectiva del baño. Para la combinación de estos dos elementos se crearon los baños públicos, llamados Termas. En el caso de Baelo Claudia, están situadas en el ángulo suroeste de la ciudad y su acceso se realizaba desde el Decumanus Maximus. Su construcción se puede fechar a finales del siglo I – inicios del siglo II d.C. gracias a las inscripciones de los ladrillos utilizados en su construcción, manteniéndose el edificio en uso hasta finales del siglo IV d.C. Las termas cumplían además una función higiénica y de sede social para los ciudadanos.





Estas termas conservan perfectamente el hypocaustum o sistema de calefacción, que mediante la combustión permanente en los hornos permitía disponer de agua caliente y vapor. Muchos de los ladrillos de esta construcción llevan un sello que señala su fabricación cerca de la vecina Tingis, la actual Tánger, demostrando una vez más las intensas relaciones que tuvo la ciudad de Baelo Claudia con el norte de África.



La entrada a Baelo Claudia desde la calzada procedente de Carteia, una importante colonia romana ubicada en el actual término municipal de San Roque, en Cádiz, se hacía a través de la Puerta Este, también llamada Puerta de Carteia, y daba acceso directo al Decumanus Maximus. Fue construida hacia el año 10 a.C., en el reinado de Augusto, manteniéndose su uso hasta finales del siglo IV d.C.


Desde la Puerta de Carteia se puede observar perfectamente la evolución de la muralla que llegó a rodear a Baelo Claudia. Su reducido espesor es un indicativo de que, en plena paz romana, el objetivo principal de la muralla no era la seguridad contra enemigos inexistentes, sino que servía como delimitación del área ciudadana, que era el espacio sagrado protegido por los dioses, denominado pomoerium. La Puerta de Carteia fue excavada en 1919 por Pierre Paris, siendo después abandonada durante ocho décadas. En el año 2013 se completó su excavación a través de un proyecto del propio Conjunto Arqueológico y la colaboración de la Universidad de Cádiz.
Ocupando todo el lado sur del Foro se encuentra la Basílica, uno de los monumentos más llamativos y elegantes del Conjunto Arqueológico. Mientras que por uno de sus frentes se abre al Decumanus Maximus, por el otro lo hace al Foro, constituyento el edificio más monumental de éste. Fue construido entre los años 50 y 70 d.C., posiblemente sobre una basílica anterior cuando se remodeló el foro, y mantuvo su uso hasta el siglo III d.C., cuando tuvo lugar su colapso definitivo debido a un gran terremoto.

La Basílica estaba destinada a la actividad judicial, aunque posiblemente tuvo múltiples usos. El arquitecto, escritor, ingeniero y tratadista romano Vitrubio se refiere a la basílica como un lugar donde se hacen transacciones comerciales, al amparo de la ley romana, con la función de servir además como lugar de reuniones al refugio de los agentes meteorológicos.




Presidiendo la basílica se puede identificar la colosal estatua del emperador Marco Ulpio Trajano con la toga de magistrado. Durante las excavaciones realizadas, los tambores de las columnas se localizaron pegados unos a otros, hecho que permitió que parte de la columnata fuera restituida hasta presentar el aspecto actual.

Los acueductos, esas enormes y elegantes construcciones de tan austera belleza, son sin duda uno de los mayores logros de la ingeniería del mundo antiguo. De hecho, tal fue su complejidad y precisa funcionalidad, y tan alto el estándar que establecieron, que durante los mil años siguientes a la caída del Imperio Romano ninguna obra de ingeniería o arquitectura logró igualarlo o ni siquiera acercarse. Se construyeron numerosos acueductos para proporcionar agua a los núcleos poblacionales e industrias a lo largo y ancho del continente europeo y la costa norte de África, y por supuesto, se llegaron a construir acueductos para el abastecimiento de Baelo Claudia, como importante centro industrial y portuario que fue durante sus años de esplendor. Aún pueden verse restos de las arcadas del Acueducto de Punta Paloma, que data del siglo I d.C., el más oriental de los tres que llegaron a abastecer de agua potable a la ciudad.



En la zona sur de Baelo, dentro del barrio industrial, se conservan los restos de dos viviendas, ambas con acceso desde la calle porticada denominada tradicionalmente como Cardo de las columnas, y se localizan enfrentadas la una a la otra generando una composición prácticamente simétrica. Estas viviendas son la Domus del Reloj de Sol y la Domus del Oeste, las cuales datan de entre los siglos I – III d.C.
Comparándolas con las viviendas actuales, tienen unas dimensiones considerablemente grandes, ya que la Casa del Reloj de Sol tiene una superficie de 28 x 20 metros cuadrados y la Casa del Oeste de 25 x 20 metros cuadrados. Se cree que estaban asociadas al negocio de la industria de salazón y que han podido ser el domicilio de los propietarios de las factorías o espacios comerciales asociados a su gestión.





La Domus del Reloj de Sol recibe su denominación actual por el hallazgo de un reloj de sol realizado en mármol de gran calidad técnica y artística. En el propio museo del Conjunto Arqueológico puede observarse una copia de esta pieza, dado que la original se encuentra expuesta en el Museo Arqueológico Nacional de Madrid.


Con respecto a la Casa del Oeste, en algún momento que se desconoce se segregó parte de las estancias traseras para ampliar la fábrica salazonera situada a su espalda, pasando de ese modo a ser la más grande de la ciudad.


Durante los años 50 del siglo pasado se construyó sobre parte de estas casas un búnker para la defensa costera del Estrecho, el cual fue desmantelado definitivamente en los años 80. De esta construcción defensiva ya no quedan más que algunos restos integrados bajo la pasarela exterior que recorre el perímetro de la ciudad romana, junto a la playa.
Situadas intramuros en la parte meridional del conjunto, en la zona más cercana a la playa, se encuentran las ruinas de lo que fue un floreciente complejo industrial dedicado mayoritariamente a la salazón del pescado y a la producción de la célebre salsa de pescado garum, un producto muy cotizado y caro en el mercado mediterráneo. En las comedias griegas ya se cita el garum hispánico, el cual acompañaba a todo tipo de comidas, a modo de aderezo o condimento, al actuar como sazonador y potenciador del sabor. Es sabido que tenía propiedades estimulantes del apetito y se ha atestiguado que los médicos romanos solían recomendarla por sus facultades alimentarias y curativas.

La construcción, el uso y abandono de las factorías de salazón pueden ser fechadas entre los siglos I-V d.C. La mayoría de estos conjuntos industriales fueron construidos en la época del emperador César Augusto o a lo largo de los siglos I y II d.C., cayendo en el abandono aproximadamente a finales del s. II d.C. y experimentando una recuperación de la actividad a lo largo del siglo IV, que duró al menos hasta la centuria siguiente.



Las condiciones naturales de la zona son excepcionales para la pesca, al ser lugar de paso de la migración anual del atún entre el Atlántico y el Mediterráneo. La captura del atún en almadraba y su posterior conservación constituyó una lucrativa industria y fue la causa fundamental del nacimiento, el desarrollo y la prosperidad de la propia Baelo Claudia, dado que las necesidades de consumo de productos alimenticios esenciales de la población de las grandes ciudades del Imperio Romano y la dificultad de que éstos llegaran a ellas en un estado aceptable de conservación, hicieron proliferar las industrias conserveras en lo que hoy es la costa gaditana.




En el área sureste del Conjunto Arqueológico, ocupando un sector de aproximadamente dos hectáreas, extramuros del mismo en la vía que conducía a Carteia, se encuentra la Necrópolis sureste, una de las tres que tuvo la ciudad de Baelo Claudia. En ella se llevaron a cabo incineraciones entre los siglos I a.C. y I d.C. y enterramientos entre los siglos III y IV d.C.

La característica principal de la necrópolis de Baelo es la incorporación de betilos, piezas cilíndricas o troncocónicas que pretenden emular un torso humano, colocados en el exterior del monumento funerario y de cara al mar. Se cree que los betilos tenían una significación ritual quizá relacionada con las divinidades marinas, las cuales podrían ejercer también de genios protectores, como símbolo de vida futura. En las necrópolis de Baelo pueden hallarse elementos similares a los de otras necrópolis del norte de África, demostrando así las relaciones y similitudes que tuvo la ciudad de Baelo Claudia con esa zona del Mediterráneo.
A partir de los estudios y campañas arqueológicas que se han llevado a cabo en el Conjunto, se han ido descubriendo a lo largo de las décadas numerosas piezas de gran valor histórico y patrimonial.
De entre todas ellas, quizá la que más destaque por su evidente simbolismo y proporciones sea la estatua del emperador Trajano hallada la Basílica, en mármol italiano de tres metros de altura y datada en el siglo I d.C. Además, en las inmediaciones del foro han aparecido representaciones divinas de Júpiter, en bronce, y varias placas votivas en honor a la diosa egipcia Isis.

Del teatro se han podido rescatar dos silenos, seres de la mitología grecorromana de aspecto semejante al del sátiro, que formaban parte de sendas fuentes monumentales situadas en los laterales del pulpitum, espacio decorado situado justo delante del escenario.
Gracias al hallazgo, junto a los restos de los pórticos próximos al foro, del Ara de Quinto Pupio Urbico con una inscripción perfectamente legible, se ha podido confirmar el rango de municipio con que se distinguió a la ciudad de Baelo Claudia.

También se han recuperado numerosos fragmentos de soportes y capiteles que han ido apareciendo a lo largo y ancho del Conjunto, y una buena colección de ánforas destinadas al almacenaje y transporte de los productos derivados de las actividades conserveras, algunas de ellas en un excelente estado de conservación, en la zona industrial de la ciudad.



Baelo Claudia es un lugar sorprendente por muchos motivos. Pasear entre sus ruinas es una experiencia mística, es un viaje al pasado imaginando sus calles 2.000 años atrás repletas de actividad y bullicio. Es un lugar que se ha convertido, por méritos propios, en unos de los máximos exponentes del urbanismo romano en la península ibérica, con algunos de sus elementos, como el Decumanus Maximus, dentro de los que mejor conservados han llegado hasta nuestros días. El Conjunto Arqueológico es, por sí solo, una visita obligada sobre todo entre los amantes de la Historia, la Arqueología y el Urbanismo clásico. Si a todo esto además le añadimos que se encuentra en uno de los parajes más hermosos de la provincia de Cádiz y a los pies de una de las mejores playas de la zona, estamos sin duda ante uno de los mejores destinos turísticos de los que hace gala la mágica tierra de Andalucía. Ver la majestuosa e imponente silueta de las ruinas con el mar de fondo es, para mí, una de las estampas más poderosas e impactantes de las que se puede ser testigo, y muy difícilmente puede ser igualada.
Para la redacción de este artículo me he apoyado principalmente en mi propio material fotográfico, aunque para documentar la historia del lugar y profundizar en las características de los elementos más singulares he tenido que buscar apoyo externo. Y ese apoyo lo he obtenido de dos fantásticas páginas web que contienen valiosa información ya no solo desde el punto de vista histórico y arqueológico, sino también acerca de la ubicación, horarios de visita y precios, infraestructuras y servicios ofrecidos, etc. Aquí los enlaces:
- Consejería de Cultura y Patrimonio Histórico – Junta de Andalucía
- Web Oficial de Turismo de Andalucía – Junta de Andalucía:
Hola Jesús,
Me ha encantado tu artículo. Poder imaginar la vida en Baelo Claudia ha sido fabuloso. Siempre redactas con tanta precisión, que es muy fácil adentrarse en la historia y las fotografías son excelentes. No conocía la existencia de este lugar y si vuelvo a Cádiz, que volveré porque me encanta, lo visitaré sin duda alguna. Los Romanos eran muy precisos y meticulosos en sus construcciones y lo tenían todo muy estudiado. Y si a todo este conjunto arqueológico le sumamos el paisaje que lo rodea, la visita es perfecta y como bien dices en tu artículo pasear entre las ruinas tiene que ser una experiencia mágica.
Gracias por tu artículo y por mostrarnos un trocito de la grandeza de Andalucía y en concreto de Cádiz.
Hasta la próxima lectura 📖 y nos vamos siguiendo 🙋🏻♀️☺️
Hola María,
Muchas gracias por pasarte por el blog y por dejar tu comentario, fantástico como siempre. Cuando regreses a nuestra soleada tierra, no dejes pasar la oportunidad, si se te presenta, de visitar este lugar. Es realmente mágico y las vistas de las ruinas, su silueta recortada sobre el océano, conforman una estampa realmente sobrecogedora.
Debemos sentirnos orgullosos del riquísimo patrimonio que poseemos, y es tarea de nuestra generación y las venideras cuidarlo y preservarlo para que la Humanidad siempre disponga de este tesoro de valor incalculable.
Muchas gracias otra vez, María, cuídate mucho y nos vamos siguiendo 🙏🏻🙋🏼♂️🤗
¡Increíble lugar, excelente información y las fotografías son beeellas! 💟
Cómo me encantaría ver el templo de Isis con todo su esplendor; si es que pudiera viajar por el tiempo. 😆 Tu artículo me ha provocado. Saludos y exquisito artículo Jesús.
Hola Lizú, muchas gracias por tus palabras. Aquello es un lugar sublime. Te recomiendo una visita, y así aprovechas para pasar unos días en aquella zona de España, seguro no te defraudaría. Un saludo y gracias otra vez 😉
Muy bonito.A ver si algún día el lugar lo puedo conocer en persona.Es admirable lo bien planificado que lo tenían todo los romanos..
Gracias por tu comentario. Efectivamente, los romanos nunca dejaron nada al azar. El Imperio terminó cayendo, pero por motivos políticos y no de planificación. Ver las ruinas de Baelo Claudia en persona es una experiencia magnífica. Gracias por visitar el blog y por tu amable comentario. Saludos!