Puente Romano de El Burgo

No sería correcto decir que esta obra de paso tiene una gran historia, pues lo que en realidad tiene historia es el lugar en el que se encuentra, paso obligado durante siglos en el trayecto desde la actual Ronda a la ciudad costera de Málaga. Aun así, este no tan pequeño puente es digno de visitar y de fotografiar, pues el paisaje que lo rodea brinda, en conjunto con éste, unas estampas magníficas de la Andalucía rural y profunda. He de añadir que, en la actualidad, presenta un estado lamentable y una apariencia bochornosa, debido a una vergonzosa actuación de rehabilitación que no hizo sino dañarlo aún más y proporcionarle una estética esperpéntica, muy alejada de lo que debería haber resultado. Veámoslo.

El Burgo es un municipio situado en la provincia de Málaga, Andalucía, enclavado en el entorno del Parque Nacional Sierra de las Nieves (declarado Reserva de la Biosfera por la Unesco). Se extiende por la zona centro-occidental de la provincia de Málaga y constituye uno de los enclaves biológicos más importantes del sur de Europa. El puente está situado a la salida del pueblo, sobre el río Turón, y sobre él pasa la carretera MA-5401 que une el municipio de El Burgo con los pueblos de Ardales y Casarabonela. Data de la época del emperador Trajano (siglo I d.C.), cuando la población adquirió privilegio imperial por ser paso obligado de las legiones romanas en la ruta Acinipo (Ronda la Vieja) – Malaca (Málaga).

Para entender la localización e importancia de este puente dentro de la red viaria del Imperio Romano, es necesario retroceder 2.000 años en el tiempo, una época en la cual podía decirse, con mucho fundamento, que “todos los caminos conducen a Roma”. Este dicho, que todavía se usa en nuestros días, no hace más que reflejar la tremenda importancia que tuvo el entramado de caminos del Imperio Romano de cara a sus intereses y a su persistencia a lo largo de lo siglos.

Si bien es verdad que el poder de Roma se basaba en su perfecta organización y en la potencia militar de sus Legiones, su prosperidad era fruto del libre y pacífico comercio entre todas las gentes, de distintas regiones, de distintas naciones, de distintas razas, de ambos extremos del mar. El Mare Nostrum o mar Mediterráneo, cuyas orillas pertenecían todas a Roma, era surcado por barcos con toda clase de productos que navegaban libremente, con el único temor de las tempestades y de los eternos piratas, siempre combatidos por el Imperio.

En tierra, los romanos se empeñaron en construir una enorme red de caminos, las vías romanas, cuyo respeto era de obligado cumplimiento, aunque para ello hubiera que mantener guarniciones militares que acompañaran a los recaudadores y lucharan contra los bandidos. A través de estas vías, las unidades militares podían acudir prestas a cualquier punto del Imperio, y las órdenes podían llegar lo más rápidamente posible a todos sus rincones. Se construyeron con tal esmero y consistencia que perdurarían en el tiempo, durante los siglos, llegando muchas de ellas hasta nuestros días. 

Las vías romanas de la provincia de Málaga. Tomado de GOZALBES CRAVIOTO, C., Las vías romanas de Málaga, Madrid, 1986, pág. 234.

El puente actual tiene reconstrucciones de diferentes etapas de la historia -el arco de ladrillo es, muy probablemente, del siglo XVIII-, y de época romana sólo conserva la parte baja de la pila y tajamar norte, de sillares bien tallados, de estructura semicircular y actualmente coronado por sombrerete cónico, de factura muy posterior. Se notan perfectamente las reconstrucciones del siglo XVIII – XIX y las más recientes, basadas sobre todo en refuerzos de los pilares y en el enrase y asfaltado de la calzada. Pese a todo, a menudo se le suele poner el mote de romano, y está muy arraigada la creencia, principalmente en la zona, de que realmente el puente es romano. Su denominación oficial, o como es conocido entre los lugareños, es el Puente de Málaga, por ser esta ruta, durante muchos años, la que unía El Burgo con la actual capital de la Costa del Sol.

Puente de origen romano de El Burgo, sobre el río Turón. A → Posibles cimientos romanos. Tomado de GOZALBES CRAVIOTO, C., Las vías romanas de Málaga, Madrid, 1986, pág. 155.

No es difícil suponer, o imaginar, que el puente ha sufrido, durante su dilatadísima vida útil, numerosos percances y desperfectos, algunos de ellos graves, que lo han dejado inservible y han requerido de actuaciones de rehabilitación para devolverle sus funciones. Y en ello ha tenido mucho que ver, sin duda, el mal genio del río Turón cada vez que se producen unas precipitaciones de cierta intensidad, creciendo considerablemente su caudal y provocando destrozos a lo largo de su recorrido. Así, el más reciente del que se tiene conocimiento real y que consta en los archivos del Excmo. Ayuntamiento de El Burgo, ocurrió el año 1962, cuando un camión cargado con abono destinado a usos agrícolas, que circulaba en el sentido Ardales – El Burgo, volcó debido al hundimiento de una parte de la estructura, que más tarde, ya en pleno siglo XXI, volvió a presentar síntomas de desprendimiento.

En el año 1979 se produjeron fuertes precipitaciones que provocaron el desbordamiento del río Turón. Como consecuencia de éste se produjeron riadas con efectos desastrosos sobre la población, la agricultura y el puente romano, ya que el río arrancó, literalmente, la parte anexa al puente pasado éste, en el sentido El Burgo – Ardales, quedando inservible para el tránsito de vehículos y personas. Un grupo de vecinos, voluntarios en su mayoría, con escasos medios y apoyados por la Diputación Provincial de Málaga, repararon los daños mediante la construcción de muros de piedra (contrafuertes) y rellenando la parte afectada con los materiales a los que se pudo tener alcance en aquella época.

Obras para la reparación del puente. Año 1979
En esta imagen puede observarse el material de relleno existente, además de la construcción del muro contrafuerte de piedra situado aguas arriba. Año 1979

En el año 1985 se asfaltó la carretera MA – 5401 por primera vez. Anteriormente a esta fecha, la vía era un camino de tierra por el que se hacía muy difícil la circulación con vehículos. Desde entonces, el único mantenimiento que se le ha dado a la zona ha sido la aplicación de capas de mezcla bituminosa en puntos localizados, como socavones y baches, amén del último destrozo -y no reparación- del que ha sido víctima ya bien entrado el siglo XXI, y del que hablaré más adelante.

Es muy probable que el puente romano, el construido hace 2.000 años por el emperador Trajano y sobre el cual marcharon orgullosas y amenazantes las poderosas legiones, tuviese más de un arco, todos ellos de menor tamaño que el actual, y casi con total seguridad que esos arcos fueron construidos en piedra. No es difícil imaginar cuál pudo ser su aspecto en el siglo I d.C., si tenemos presente que, en la vecina localidad de Ardales, existe otro puente también sobre el río Turón, de época trajana, es decir, contemporáneo al Puente de Málaga, que incluso conserva un arco original (🔗) de la que fue la primera obra de paso que se construyó en el lugar hace dos milenios.

Lo único que es seguro es que la estructura actual es un puente en arco de ladrillo, con una altura y luz de 5 y 17 metros, respectivamente. Está reforzado con cuatro contrafuertes, tres de ellos construidos en piedra posteriormente a la riada del año 1979, situados aguas arriba, a ambos lados del arco y aguas abajo, a la derecha del arco. No tiene la categoría de B.I.C. (bien de interés cultural), aunque tiene protección patrimonial por su arquitectura, y natural por el paraje en el que se sitúa.

Parte de un plano que representa el alzado aguas arriba del puente
En esta fotografía pueden apreciarse los sillares que se cree pertenecieron al puente romano original, construido en la época del emperador Trajano, y probablemente lo único genuino que queda de aquella primera estructura

Muy recordado en el pueblo es aquel verano de 2011, cuando en el mes de julio, la Guardia Civil prohibió el paso a todo vehículo a través del puente, lo que generó malestar en la población al verse obligada a realizar una ruta alternativa para salir del pueblo, que se incrementaba en varios kilómetros. Aquello fue, precisamente, lo que motivó la funesta reparación de que fue víctima, desarreglando más que arreglando y confiriendo a la estructura una apariencia realmente calamitosa. Una verdadera chapuza que costó el triple de lo que realmente hubiese sido necesario gastar para rehabilitar el puente. Yo, quien escribe este artículo, realicé mi proyecto de fin de carrera para obtener el título de Ingeniero Técnico de Obras Públicas acerca de la rehabilitación de esta magnífica obra, y el coste total ni siquiera llegaba, reforzando toda la estructura y dotándola de lo suficiente para alargar su vida útil, a 100.000 €. Pero cosas de política y de políticos, que como siempre, todo lo que tocan lo estropean, se gastaron una cantidad mucho más alta para hacer una chapuza vergonzosa, indigna de cualquier profesional de la ingeniería.

En una actuación de rehabilitación sobre una obra histórica como ésta, dejar un parche cual el de la fotografía no es otra cosa que un atentado indiscriminado contra la estética de la propia obra

Comprendí hace mucho tiempo, muy a mi pesar, que lo que no ha conseguido el paso del tiempo y todos sus avatares, lo va a conseguir una administración a rebosar de políticos inútiles e incapaces. Porque esta maravillosa obra, vadeando el río Turón a su paso por El Burgo desde hace dos milenos y que ha visto pasar sobre él a las legiones romanas, a los visigodos, a los musulmanes, a los cristianos, que ha presenciado guerras, hambrunas, epidemias… testigo mudo de los hechos que han forjado el mundo hasta llegar a la decadente sociedad de hoy, se muere, se derrumba poco a poco, va desapareciendo de nuestro patrimonio. Quien gobierna y dirige está más preocupado por despilfarrar y malgastar el dinero de las arcas públicas (cada vez más secas) y por desenterrar fantasmas del pasado que por intentar salvar esta obra inmortal cuya grandeza nunca alcanzará a comprender el político garrulo de turno, inútil incompetente que lo único que busca es un lugar a la sombra de la administración.

Bibliografía utilizada

Para la redacción de este artículo me he basado en el proyecto fin de carrera que redacté para obtener el título de Ingeniero Técnico de Obras Públicas, titulado «PROYECTO DE REHABILITACIÓN DE PUENTE ROMANO EN LA CARRETERA MA – 5401 SOBRE EL RÍO TURÓN, SITO EN EL MUNICIPIO DE EL BURGO, EN LA PROVINCIA DE MÁLAGA». Todas las demás fuentes de las que he tomado imágenes o datos están debidamente citadas y con un enlace directo hacia sus páginas web, debajo de dichas imágenes o dentro del texto del artículo cuando así es requerido.

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4 comentarios

  1. Jorge Beltrán

    Que razón teneis amigos, mejor quedarse con el magnífico relato que nos transporta a ver a esas impetuosas legiones desfilando escrupulosamente formadas por los parajes de nuestro pueblo.
    Como siempre un placer leer todo lo que escribes. Abrazos.

    1. jgarcia

      «esas impetuosas legiones desfilando escrupulosamente formadas por los parajes de nuestro pueblo»… maravilloso, poético. Gracias por aportar con tan bello comentario. El placer es mío, de que mi gente cercana me lea y lo disfrute. Un abrazo y mucha salud.

  2. Juanma Tobalo

    Genial, como siempre, además se nota que hablás de otra de tus pasiones, mejor disfrutar de las palabras del artículo y no frustrarse con la «rehabilitación» más reciente.

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