Su nombre viene del gaélico escocés An t-Òban y significa la pequeña bahía, pero cuando se trata de disfrutar de unas vacaciones en uno de los lugares más icónicos de Escocia, Oban es definitivamente una de las mejores opciones, un lugar donde hay grandes cosas que ver y hacer. Rodeada de kilómetros de costa y de un bellísimo entorno natural, esta ciudad costera es conocida además por ser la entrada a las islas debido al número de ferrys que parten de su puerto en dirección a las Islas Hébridas Interiores y Exteriores.

Una visita a Oban es uno de esos eventos que no dejan indiferente a nadie y suelen quedar grabados en la memoria viajera. Su bullicioso puerto y su magnífico paseo marítimo abarrotado de tiendas, restaurantes y cafeterías justifica sobradamente lo que probablemente hayamos oído de la ciudad antes de visitarla: que es uno de los destinos vacacionales más populares de la costa oeste de Escocia.
En la actualidad Oban tiene una población de 8.500 habitantes y forma parte de Argyll and Bute, una de las 32 provincias de Escocia, de la que sin embargo no es su capital -lo es Lochgilphead, con apenas 2.300 habitantes-, aunque sí lo es de forma no oficial. Ampliamente conocida como la puerta de entrada a las islas, en los últimos años ha ganado popularidad como la capital del marisco en Escocia, y durante siglos ha servido de inspiración para artistas, novelistas, músicos y poetas que han quedado maravillados por la vitalidad y el dinamismo de su ambiente portuario y por las vistas que ofrece su bahía.

Dejando las Islas Hébridas aparte, a las cuales se puede acceder desde el puerto de Oban vía ferry, en la ciudad en sí no hay demasiadas atracciones para visitar, como puede ser el caso de grandes ciudades con una abultada historia social y cultural -véase Glasgow y Edimburgo, por ejemplo-. Esto es en cierto modo una ventaja, puesto que en una estancia de dos o tres días se puede ver lo más reseñable de la ciudad sin que nos quede la sensación de haber dejado atrás visitas importantes y populares, debido a la falta de tiempo o por una planificación no muy afinada, pudiéndose así disfrutar de una amplia oferta turística que abarca prácticamente todos los gustos. Esto es lo que ofrece la ciudad de Oban:
Paseo Marítimo
Una buena manera de comenzar una visita en esta magnífica ciudad es dar una vuelta tranquilamente por su paseo marítimo. El olor a mar, el sonido del pequeño oleaje rompiendo contra los muros del paseo junto con el graznido de las gaviotas, siempre atentas a un despiste de todo aquel que lleve comida en las manos, y el tráfico constante de los grandes ferrys que enlazan Oban con las islas, hacen de esta zona la más animada y bulliciosa de la ciudad y un fantástico lugar para disfrutar de su gastronomía o simplemente para tomar un café con vistas a la bahía. Además, para quien quiera llevarse un recuerdo de su visita, hay numerosas tiendas de souvenirs, de ropa típica escocesa y ropa de moda, librerías, tiendas de deporte, etc. donde elegir.

McCaig’s Tower
Este curioso edificio del que algunos dicen que es un monumento, aunque en realidad no queda claro que lo sea, está ubicado en Battery Hill y domina toda la ciudad de Oban. Está construido con bloques de granito formando una circunferencia de aproximadamente 200 metros, y consta de dos niveles de 94 arcos en total, 44 en la parte inferior y 50 en la parte superior.
La estructura fue encargada a un costo de 5.000 libras esterlinas, unas 675.000 libras a precios del año 2020, por el banquero y filántropo John Stuart McCaig, quien, además, fue el arquitecto de la obra. El edificio fue erigido entre 1897 y 1902, año en que McCaig murió. Su intención era la de construir un monumento dedicado a su familia y proporcionar trabajo a los albañiles locales durante los meses de invierno.

McCaig era un gran admirador y estudioso de la arquitectura romana y griega, y por ello proeyctó una estructura muy elaborada y ambiciosa, basada en el Coliseo de Roma. El proyecto original incluía la incorporación de un museo y una galería de arte con una torre central, dentro de la cual planeaba erigir estatuas de sí mismo y su familia.





Pero nada de eso llegó a construirse y todo quedó tan solo en un ambicioso proyecto, ya que su muerte puso fin a la construcción, con solo las paredes exteriores completadas. La cáscara vacía del edificio domina el horizonte de Oban, y ahora es un jardín público desde el que se pueden disfrutar de unas magníficas vistas a las islas de Kerrera, Lismore y Mull, aunque tendrá que hacerse sin probar ni una sola gota de alcohol en su recinto, ya que su consumo está prohibido en la torre según los estatutos locales.

Catedral de San Columba
Este curioso edificio, alejado de la grandiosidad y las dimensiones de otras catedrales, tiene una historia muy corta, datando básicamente de mediados del siglo XX. Y es que, en 1878, la Iglesia Católica nombró a su primer obispo de Argyll and the Isles, obispo MacDonald, y lo instaló en Oban, el asentamiento más grande de la diócesis y su obvio centro de transportes. En ese momento, la diócesis era muy pequeña y tan solo contaba con 16 sacerdotes. La Catedral original era una habitación en la Casa de la Catedral, una propiedad comprada algunos años antes por la Compañía de Jesús para su uso como retiro de verano. Poco después se levantó un edificio de madera, donde en la actualidad se encuentra el Salón de la Catedral.

En 1886, el Marqués de Bute financió la construcción de un edificio más serio: la famosa Catedral de estaño, una estructura prefabricada a base de hierro corrugado con una apariencia exterior en nada similar a una catedral, pero con un interior rico y bellamente decorado. La silla del obispo, los puestos de los cánones y los aparadores que se pueden ver en la Catedral actual son los mismos que se encontraban en la Catedral de estaño anterior.
En 1919 se tomó la decisión de construir un nuevo edificio definitivo, ya que el venerable edificio de hierro comenzaba a mostrar signos de un grave deterioro, en tiempos de entreguerras, difíciles y con la gente empobrecida. Sin embargo, el proyecto comenzó y el trabajo fue realizado por constructores locales.
La primera piedra se colocó el 14 de septiembre de 1932, y en Navidad de 1934 el santuario y parte de la nave estaban listos y el nuevo edificio, construido alrededor del antiguo, se abrió formalmente para el culto. El trabajo continuó lentamente y el estallido de la Segunda Guerra Mundial retrasó significativamente su progreso hasta su finalización en 1953, cuando la torre y, por lo tanto, la catedral, fue finalmente completada. Las dos grandes campanas -conocidas como Kenneth y Brendan- fueron entregadas y bendecidas en 1959.


Es un edificio bastante sencillo y modesto, con la torre como su elemento más llamativo y representativo. Pero que nadie espere al oír Catedral de Oban un edificio majestuoso y espectacular al estilo de otras catedrales europeas porque dista mucho de ser así. Aún así, se trata de un lugar agradable para visitar y para mí, que siento especial admiración por los templos religiosos, fue una visita obligada estando en la ciudad. Aquí dejo el enlace a su sitio web (🔗), con alguna información de interés relativa a los horarios de visita y a la celebración de eventos.
Museo de la Guerra y la Paz
Este pequeño pero interesante museo está situado junto al Muelle Norte, ocupando la planta baja del edificio Old Oban Times, y ofrece a los visitantes una introducción acogedora y bien presentada a la historia de Oban en tiempos de paz y guerra.
Los orígenes del museo se remontan a 1995, cuando se montó una exposición llamada Oban At War para conmemorar el 50 aniversario del final de la Segunda Guerra Mundial. La exposición tuvo tanta riqueza de material y tal fue su éxito entre el púbico, que se decidió convertirla en un museo permanente en la ciudad. Inicialmente, se ubicó en la antigua sala de espera en el muelle norte, hasta que en el año 2006 pasó a ocupar su local actual. El museo es completamente independiente y está dirigido principalmente por voluntarios. La entrada es gratuita, aunque las donaciones siempre son bienvenidas, dado que la mayor parte de los fondos necesarios para mantener el museo proviene de las contribuciones voluntarias de los visitantes y de las ventas en la tienda de regalos.

El museo está principalmente especializado en el papel militar que jugó Oban durante el siglo pasado, sobretodo en la Segunda Guerra Mundial, aunque también analiza otros aspectos de la historia de la ciudad y sus alrededores, como por ejemplo su rol como terminal para el primer cable telefónico transatlántico en 1956. Las exhibiciones van desde lo personal y conmovedor hasta lo impresionante e imponente, con objetos que van desde un plato ornamental que se remonta a la Guerra de los Boers (1899 – 1902) hasta una serie de uniformes y condecoraciones de los soldados, marineros y aviadores que lucharon por el Imperio Británico, pasando por modelos a escala de algunas de las aeronaves y barcos que sirvieron en las guerras, armamento y objetos personales de los soldados. Aquí dejo el enlace a su página web (🔗) donde se puede encontrar información útil acerca de su ubicación y los horarios de visita.




The Oban Distillery
Esta legendaria destilería tiene su origen en 1793, cuando los hermanos Hugh y John Stevenson llegaron a Oban con la intención de abrir la Oban Brewing Company, siendo la Cowbell Ale su primera producción. Al año siguiente, comenzaron a destilar whisky y el negocio permaneció en la familia Stevenson durante tres generaciones, hasta que el comerciante local Peter Cumpstie lo compró en 1830. En 1880, el ferrocarril llegó a Oban, inaugurando una nueva era de comunicación y transporte que favoreció la expansión del negocio y la venta de su ya famoso whisky por todo el Reino Unido. En 1989, Oban 14 Years Old fue nombrado uno de los seis maltas clásicos que representan la región de las tierras altas occidentales.


En la actualidad, Oban es uno de los fabricantes de whisky más pequeños de Escocia, algo que sin duda influye en la invariabilidad de la calidad, la autenticidad y el patrimonio de su producto, famoso y reputado dentro y fuera de Reino Unido. Sin ir más lejos, en una ocasión estaba viendo una película americana y el protagonista, en una de las escenas más estelares sacó tranquilamente una botella de whisky escocés y se sirvió una copa. Entre sus lentos movimientos podía leerse fácilmente en la etiqueta de la botella Oban 14.
Como parte del merchandising, se ofrecen tours tanto por libre como por agencias, en los que se pueden visitar las instalaciones de la destilería, aprender sobre la historia del negocio y de su producto estrella y, además, hacer una cata de los whiskies que comercializan. Aquí dejo el enlace a su página web (🔗) con información acerca de sus productos y de los tours que ofrecen, además de su localización dentro de la ciudad.
Ganavan Sands
Esta fantástica cadena de pequeñas playas rurales que bordean las aguas cristalinas de la Bahía de Ganavan, se encuentra a unos pocos kilómetros al norte de la ciudad de Oban. Es un lugar maravilloso si lo que se busca es una playa tranquila y arenosa con unos paisajes realmente brutales, con vistas alrededor de la escarpada costa de la bahía que abarcan Firth of Lorn y las islas de Lismore y Mull. Si se tiene la suerte de visitar esta playa con un día claro y soleado -algo con unas posibilidades realmente bajas en la costa oeste de Esocia-, se podrá disfrutar de una belleza paisajística sobrecogedora.


A este lugar se puede ir andando, en una agradable caminata de unos 4 kilómetros que bordea la costa y durante la cual se pueden disfrutar de unas vistas espectaculares. Eso sí, hay tramos en los que no hay aceras ni vía peatonal alguna, con lo cual hay que extremar las precauciones sobre todo en las curvas y zonas de poca visibilidad, dado que el tráfico de vehículos es constante y en algunas ocasiones bastante fluido. Aunque también se puede tomar un autobús desde Oban – Station Square hasta la misma playa, en la que hay una parada. Yo he ido a esta playa desde la ciudad de ambas formas, caminando y en autobús, en un placentero y cómodo trayecto de aproximadamente 10 minutos. Cuando yo lo hice, tomé la línea 417 de la empresa West Coast Motors, pero de eso hace ya un par de años, con lo cual no sé si ha podido cambiar. Aquí dejo el enlace al sitio web de la compañía de trasporte (🔗) para una mejor consulta.

Castillo de Dunollie
Este castillo, del que ahora solo quedan algunas ruinas, fue durante siglos la fortaleza más importante de los jefes del Clan MacDougall. Se alza sobre la cima de un afloramiento rocoso de unos 30 metros, escarpado en todos sus frentes si se observa desde el mar, con el único acceso posible -sin tener que emplear técnicas de escalada- por su lado este, desde Dunollie House, que es en la actualidad una residencia privada. Se desconoce de dónde procede exactamente su nombre, aunque es probable que tenga su origen en el gaélico escocés Caisteal Dhùn Ollaigh, que significa Castillo de los MacDougall.
Existen evidencias arqueológicas de que el lugar en el que hoy se asienta el Castillo de Dunollie ya fue fortificado alrededor siglo VIII, cuando el área formaba aparte del reino escocés de Dalriada o Dál Riata. También se han encontrado restos de una estructura defensiva del siglo XIII, probablemente construida por Ewan MacDougall, también conocido como Eóghan de Argyll, el tercer jefe del Clan MacDougall. Los restos que pueden verse hoy pertenecen a un castillo cuya construcción se remonta a principios del siglo XV, aunque el lado oeste pudo haberse agregado un siglo después. El clan MacDougall perdió su control sobre Dunollie después de oponerse a Robert the Bruce a principios de 1300, aunque más tarde le fueron devueltas sus tierras. Las propiedades del clan se perdieron nuevamente cuando el 22º jefe del Clan MacDougall, Iain Ciar, respaldó la causa jacobita perdida en el levantamiento de 1715.


La fortaleza fue devuelta a Alexander MacDougall, 23° jefe de Clan, luego de la derrota del levantamiento de 1745. Para entonces, el Castillo de Dunollie estaba en condiciones ruinosas y apenas se ajustaba a las necesidades de un Laird moderno y su familia. Fue Alexander MacDougall quien construyó la Casa de 1745 -ahora 1745 House Museum-. La casa en Dunollie se amplió mediante la adición de un ala norte en 1780, y lo que ahora se conoce como Dunollie House se construyó, contiguo al sur y al oeste, en 1838.

De la estructura se conserva en razonable buen estado la torre del homenaje y un tramo de muro del sector norte. El patio central es un rectángulo de 27,5 metros en el eje norte-sur por 26,80 metros en el eje este-oeste. Los muros norte y este tiene más grosor que los que se encuentran en los acantilados de los lados sur y oeste el patio, permaneciendo completos en la actualidad hasta una altura de unos 4,5 metros en algunos tramos. Probablemente los muros oeste y sur solo habrían tenido la altura necesaria para evitar que los ocupantes cayeran por los acantilados.
El espacio vacío que hoy se observa fue ocupado una vez por un gran salón, las cocinas, los cuartos de servicio y los alojamientos para residentes que no eran el jefe del clan y su familia inmediata. Ubicado cerca del final de la pared este hay una hermosa cruz conmemorativa. La estructura más impresionante que sigue en pie en el Castillo de Dunollie es la torre del homenaje, que se encuentra en la esquina noreste del castillo, en diagonal y defendiendo el único acceso fácil. La torre tiene una planta casi cuadrada, de 11×12 metros. Una puerta en el lado suroeste conduce a una cámara abovedada de la planta baja que probablemente funcionó como almacén seguro durante la vida activa del castillo. Hay rastros de dos ventanas, una en la pared suroeste y otra en el sureste, ambas con vista al patio. Una escalera del grosor de la pared conduce al primer piso de la torre del homenaje, en la que se cree estuvo el salón del Señor de Dunollie. Es probable que el principal medio de acceso a esta parte de la fortaleza hubiera sido originalmente una escalera de madera externa que se hubiera eliminado en momentos de gran peligro. La sala ahora está abierta al cielo, pero en sus orígenes la torre albergó un piso más, proporcionando las habitaciones para el jefe del clan y su familia.
Para más información acerca de los horarios de visita y los servicios que ofrece, dejo aquí el enlace a Dunollie (🔗), que agrupa la casa museo 1745 House Museum, las ruinas del castillo y los terrenos circundantes en los que se celebran eventos y actividades.

Castillo de Dunstaffnage
Esta impresionante fortificación se levanta sobre un afloramiento rocoso a unos 5 kilómetros al norte de Oban, en el lugar que domina el que una vez fue el cruce más importante de las rutas marítimas en la costa oeste de Escocia. Rodeado de atractivos bosques y áreas verdes, desde el castillo se puede disfrutar de las vistas que ofrece la bahía de Dunstaffnage y divisar algunos de los barcos amarrados asociados al cercano centro de investigación marina Ocean Explorer Centre. Más al este y si las condiciones meteorológicas acompañan, puede incluso verse el pueblo de Connel y la parte más occidental del Loch Etive. Su nombre en gaélico escocés es Caisteal Dhùn Stadhainis, y deriva de dos voces: dün, que significa fortificación en gaélico, y stafr-nis, que significa cabo del estado en nórdico. En la actualidad el castillo es gestionado por Historic Environment Scotland (🔗), que lo mantiene abierto al público bajo una tarifa de entrada. Aquí dejo el enlace a su sitio web (🔗) con información de interés acerca de la ubicación, horarios de visita, eventos e instalaciones.



Una ubicación con semejante importancia estratégica nunca pasó inadvertida, y ya en el siglo VII, los reyes de Dál Riata, el reino de los escoceses que emigraron a Argyll desde Irlanda, construyeron una fortaleza en este mismo lugar. En 1249 la fortaleza estaba en manos del Clan Macdougall, nombrados por el rey Håkon IV de Noruega -en aquella época, las Islas Hébridas formaban parte del Reino Noruego-. En julio de 1249 Dunstaffnage iba a ser el primer objetivo del rey escocés Alejandro II, en su campaña para arrebatar las Hébridas del dominio noruego. Sin embargo, con su flota ya reunida en la bahía de Oban, Alejandro fue atacado por una fiebre en la Isla de Kerrera, en las Hébridas Interiores, donde murió en 1249, y por lo tanto el Castillo de Dunstaffnage siguió en poder de sus antiguos propietarios.
Gran parte del castillo que se ve en Dunstaffnage hoy fue construido por los Macdougalls en el siglo XIII. No está claro si fue este mismo castillo o su predecesor el objetivo del rey Alejandro II en 1249. Sin embargo, el castillo pasó a ser una propiedad real cuando fue capturado tras un asedio por Robert the Bruce en 1309. Los jefes de Clan MacArthur fueron nombrados Capitanes hereditarios del Castillo de Dunstaffnage, y permaneció en sus manos hasta 1470, cuando la custodia fue transferida al Primer Conde de Argyll, Colin Campbell. En 1502 el castillo pasó del conde a su primo, cuya familia todavía tiene el título de Capitán hereditario.







Dunstaffnage sufrió un devastador incendio en mayo de 1685 durante un intento de levantamiento del conde de Argyll contra James II de Inglaterra y VII de Escocia, con el apoyo de tropas holandesas. El levantamiento fue aplastado y el conde ejecutado, aunque fue demasiado tarde para salvar a Dunstaffnage. Durante el levantamiento jacobita de 1745, sirvió de acuartelamiento para las fuerzas gubernamentales y posteriormente se convirtió en la prisión temporal de la célebre heroína escocesa Flora MacDonald en 1746, después de que fuese arrestada por ayudar a Bonnie Prince Charlie.
La planta del Castillo de Dunstaffnage es bastante irregular debido en gran medida a la necesidad de adaptación a la roca sobre la que se cimenta. Las torres de las esquinas, de las cuales dos todavía están en pie, están escondidas en la estructura del muro en lugar de proyectarse desde él, como suele ser lo habitual en tales estructuras, dictado nuevamente por la necesidad de adaptación al afloramiento rocoso.
Aún en la actualidad se mantiene la tradición de que un oficial llamado Capitán Hereditario de Dunstaffnage es el responsable del castillo y su defensa. Para mantener el título, ahora sin significado militar alguno, el titular debe pasar al menos tres noches por año en el castillo, sin ninguna otra responsabilidad o privilegio inherente al puesto.
A unos 150 metros al suroeste del castillo se encuentra la Capilla de Dunstaffnage, probablemente construida a principios del siglo XIII por Duncan MacDougall de Lorn como una capilla privada. Con una rica decoración interior, tiene 20 metros de largo por 6 metros de ancho y en sus orígenes estuvo dividida en un presbiterio y una nave separadas por una pared de madera. Posiblemente la Capilla dejó de utilizarse después de la Reforma Escocesa de 1560, y en 1740, año en que se agregó por los Campbells de Dunstaffnage un mausoleo a su extremo este, como lugar de último descanso para los capitanes del castillo y sus familias, la mayoría del recinto ya se encontraba en ruinas. Las paredes del mausoleo incorporan una serie de fragmentos de piedra moldeada y decorada, reutilizados de la capilla original.








Isla de Kerrera
Sobre este lugar tan peculiar, la gente de la zona suele bromear diciendo que es una isla muy remota pero muy cercana a un Tesco -Tesco es una cadena británica de grandes supermercados, el equivalente a Mercadona en España-. Y en cierto modo es verdad, porque da la sensación de ser una isla distante y apartada, separada de la Escocia continental por una lengua de mar, pero lo suficientemente cercana como para que sus habitantes -aunque pocos, todavía hay habitantes permanentes en la isla- puedan ir diariamente si quieren a comprar a las tiendas de la vecina Oban.

Kerrera está localizada en el archipiélago de las Hébridas Interiores y alberga una población de aproximadamente unas 30 personas, con una economía basada en la ganadería y el turismo. Está conectada con la zona continental mediante un servicio de ferry (🔗). Es en este lugar donde Alejandro II de Escocia murió en 1249, cuando se preparaba para una invasión de las Islas Hébridas, entonces en posesión del Reino Noruego de Håkon IV. El punto más alto de Kerrera es Carn Breugach, con una altitud de 189 metros sobre el nivel del mar.


La isla tiene unas rutas de senderismo muy atractivas, siguiendo caminos amplios y cómodos o campo a través por páramos húmedos y embarrados, dependiendo del nivel de aventura que se busque. Aquí dejo una ruta por la isla (🔗) que puede encontrarse en el fantástico sitio web www.walkhighlands.co.uk, del que por cierto soy muy aficionado. Y mientras se disfruta de una de estas rutas, aparecerán unas panorámicas realmente brutales, una de ellas mostrando la lejana cumbre del Ben Cruachan. Para descansar y recuperar fuerzas, se puede hacer una parada en el Kerrera Tea Garden and Bunkhouse (🔗), un acogedor hotelito rural que realmente sorprende por su ubicación y por su ambiente turístico.






Hoy, la Isla de Kerrera es un lugar relativamente remoto en el que se puede disfrutar de una vida tranquila, aunque no siempre fue así. En el siglo XVI, Sound of Kerrera era una de las rutas marítimas más concurridas de la región y ofrecía un fácil acceso al comercio con las Islas Hébridas Interiores. Fue precisamente para controlar este comercio lo que llevó a Duncan MacDougall de Dunollie, alrededor de 1582, a construir el Castillo de Gylen, cuyo nombre proviene del gaélico escocés Caisteal nan Geimhlean, ocupando todo el ancho de una península rocosa con acantilados escarpados a ambos lados. Solo estuvo ocupado durante siete décadas, siendo abandonado en ruinas tras un ataque por parte de los Covenanters.

El castillo, con una estructura claramente defensiva, consistía en una torre de cuatro pisos en planta L que fue construida en estilo baronial escocés, además de otros edificios auxiliares asociados al asentamiento. Poseía también un manantial natural que proporcionaba agua para el sitio. Es probable que el exterior del castillo estuviese cubierto con un acabado liso, seguramente encalado, que le habría dado a la estructura una apariencia bastante llamativa.
Cuando estalló la Guerra de los Tres Reinos, el clan dueño del castillo, los MacDougall, eran partidarios de la causa realista y en 1647 un destacamento de Covenanters, proveniente de un regimiento de infantería del Coronel James Montgomery, asedió el castillo. La falta de agua y el miedo a correr la misma suerte que la de los miembros del Clan MacDonald en la terrible masacre del Castillo de Dunaverty en mayo de 1647, provocó la rendición del clan. Sin embargo, esto no los salvó y todos fueron masacrados, a excepción de John MacDougall, quien se salvó por ser solo un niño. El Castillo de Gylen fue saqueado, incendiado y abandonado.





En ruinas desde el ataque Covenanter de 1647, el castillo se hizo famoso después de ser pintado por el artista inglés especializado en paisajes Joseph Mallord William Turner en 1831. La estructura fue estabilizada en la década de 1950, y en mayo de 2006 se completaron extensivas actuaciones de conservación gracias a una donación de 300.000 libras por parte de Historic Scotland -ahora Historic Environment Scotland- y de 200.000 libras recaudadas por miembros del Clan MacDougall residentes en diferentes partes del mundo . Aquí dejo un enlace al sitio web Canmore (🔗) en el que figura abundante información y material gráfico acerca de este fantástico monumento, el cual proporciona una de las vistas más increíbles de las que se pueden disfrutar por esta zona.



Excursión en barco por el Fiordo de Lorn
Para quien quiera algo diferente, algo alejado de la civilización que no sean las típicas visitas a monumentos emblemáticos y a museos, existe, además de la visita a Kerrera, la posibilidad de dar un paseo en barco a través del Fiordo de Lorn. Suele ser un viaje de una hora que comienza en el muelle de Oban, junto a la estación de tren, pasando junto al Castillo de Dunollie y bordeando la Isla de Kerrera por su lado noreste, hasta llegar a una zona en la que hay vistas abiertas a las islas de Mull y Lismore y desde donde además puede observarse muy de cerca una colonia de focas que habitan el lugar.





Durante el paseo se puede observar una gran cantidad de vida salvaje, como por ejemplo diversos tipos de aves marinas, y una granja de cría de salmones justo detrás de Kerrera. Si hay suerte, pueden verse incluso nutrias y delfines. Sin duda, una actividad alternativa al clásico turismo urbano a través de los imponentes parajes de la costa oeste de Escocia. Aquí dejo el enlace a la página web de la empresa (🔗) con la que realicé el tour, aunque hay varias donde elegir, todas ellas con sede en el puerto de Oban.


The Green Shack
En Oban, como en cualquier otro lugar turístico, hay una variedad considerable de restaurantes y locales de comida rápida en los que comer y disfrutar de la gastronomía típica del lugar. Pero en mi opinión, nadie que visite la que es considerada capital del marisco en Escocia debe irse sin probar un producto de calidad y bueno de verdad. Y para eso, el lugar indicado es Oban Seafood Hut (🔗), coloquialmente conocido como The Green Shack. El lugar no es más que un puesto ubicado en pleno muelle, con unas pocas mesas que por lo general están siempre ocupadas hasta el último asiento, dada la fama y gran afluencia del lugar.

Realmente merece la pena pedir un sándwich de gambas o cangrejo, un preparado de salmón o cualquier otro de los menús que ofrecen para llevar y disfrutarlo paseando por el paseo marítimo. La relación calidad precio es francamente buena -considerando los precios de Reino Unido- teniendo en cuenta que en el rato que se está en la cola esperando el turno para ser atendido, se puede ver cómo llegan las cajas de marisco fresco desde el mismo puerto. Casi del mar al plato, literalmente, en un lugar que ofrece uno de los mejores productos gastronómicos de esta parte de Escocia.


Oban Chocolate Company
Para aquellos que sientan debilidad por el chocolate -como es mi caso-, existe un lugar ideal para disfrutar de este tesoro dulce en todas sus formas y variedades. Es la Oban Chocolate Company (🔗), una cafetería – chocolatería en la que todo se hace de forma casera allí mismo. Desde elaboradísimos dulces hasta una amplia gama de barras y tabletas de chocolate de 100 gramos, solamente el contemplar las vitrinas y su exposición ya es algo espectacular, sin mencionar el hecho de sentarse en este acogedor local y deleitarse con un buen chocolate caliente y algunos de los exquisitos postres que podemos elegir de entre toda la variedad. Un verdadero regalo para los sentidos, sobre todo para el del gusto.




Turismo urbano para conocer sus monumentos, su historia, disfrutar de su fantástica gastronomía y pasear por sus animadas calles comerciales, fusionado con un turismo más rural en una remota isla, haciendo senderismo a la vez que nos deleitamos con unas vistas realmente bestiales, todo ello en un enclave cuya estratégica y privilegiada ubicación le ha valido el sobrenombre de puerta de entrada a las Islas Hébridas. Así es Oban, uno de los destinos turísticos más populares de la costa oeste de Escocia y un lugar que a nadie dejará indiferente. Para más información acerca de cómo llegar, actividades de interés, dónde comer y dónde alojarse en la ciudad, dejo los enlaces a dos páginas web que creo que son las más oficiales en lo referente al turismo en Oban. Éstas son:
Visit Oban: www.oban.org.uk
Visit Scotland: www.visitscotland.com/destinations-maps/oban
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