Recorrido de 154 km en cinco jornadas por las Highlands escocesas occidentales

El West Highland Way fue el primer sendero de larga distancia establecido en Escocia bajo la disposición del Countryside (Scotland) Act of 1967. El camino transcurre a través de 154 km (96 millas) desde Milngavie hasta Fort William -desde las afueras de la ciudad más grande de Escocia, Glasgow, hasta los pies de su montaña más alta, el Ben Nevis-, bordeando su lago más grande e icónico, el Loch Lomond, y cruzando su páramo de mayor extensión en las proximidades del Glen Coe.
Es el camino desde las Lowlands hacia las Highlands, en el cual se pueden experimentar grandes cambios y contrastes en la topografía y la geología, en la flora y la fauna, y sobre todo, en los patrones seguidos por el ser humano en el uso de la tierra y sus asentamientos. A lo largo del camino se pueden observar las trazas de la historia, una historia dominada por las tensiones y los conflictos entre culturas, aunque moldeada también por el tráfico y el comercio entre ellas.
Gran parte del West Highland Way sigue rutas antiguas e históricas, haciendo uso de los viejos senderos utilizados por los Highlanders para sus desplazamientos y de los caminos para el ganado -los equivalentes a las Cañadas Reales en España- todavía en uso en el siglo XIX, por los cuales dirigían sus rebaños hacia los mercados ubicados en las Lowlands. Además, grandes tramos del camino hacen uso de las carreteras militares del siglo XVIII, construidas por el ejército de la época para ayudar a controlar a los belicosos clanes jacobitas, y por antiguas vías ferroviarias por las que hasta no hace mucho tiempo aún circulaban los trenes.
Entre 1978 y 1980, después de un largo proceso previo -reunión con propietarios, trazado de la ruta, provisión de los puentes, vallas y verjas, señalización, drenajes y acondicionamientos, ect.-, la Countryside Commission for Scotland y las autoridades locales tomaron la iniciativa y con la ayuda del Ejército, personal de la Forestry Commision for Scotland y voluntarios del British Trust for Conservation Volunteers realizaron los trabajos necesarios para hacer realidad una idea que venía forjándose desde las primeras décadas del siglo XX. El West Highland Way fue oficialmente abierto en Balmaha el 6 de octubre de 1980.
Desde entonces, la popularidad de esta peculiar ruta ha ido en aumento, y en la actualidad, alrededor de 15.000 personas completan el camino cada año y otros 80.000 hacen alguna de sus etapas por separado. Y algo que involucra a tantas personas es, inevitablemente, una fuente de negocios e ingresos. Así, más de 200 negocios locales se ven beneficiados por el West Highland Way, contribuyendo a la economía de la región con casi 4 millones de libras al año. Además, ha contribuido a la regeneración de algunas de las pequeñas comunidades en las Tierras Altas Escocesas a través del desarrollo de negocios y empresas y la generación de numerosos puestos de trabajo.
El West Highland Way ha llegado a ser un icono internacional de lo mejor que Escocia puede ofrecer, como sus imponentes escenarios y paisajes, su riqueza cultural, su sorprendente vida salvaje, la hospitalidad escocesa y el desafío y la aventura de adentrarse en la Escocia rural y profunda. Pero sobre todo, sigue manteniendo su esencia, que no es otra que la de colgarse la mochila y caminar a través de algunos de los más increíbles paisajes que este país puede ofrecer.
Los 154 km del camino pueden completarse en tantos días como se quiera, no hay un tiempo tope ni ninguna regla acerca de ello. De lo único que depende es de las circunstancias personales de cada uno, de la disposición y del tiempo del que se disponga, además de cómo se encuentren nuestras piernas, espalda y pies tras finalizar cada jornada. Por supuesto, pueden hacerse las etapas por separado e independientemente, no necesariamente ha de hacerse la travesía en varios días consecutivos.
«Oficialmente» existen, a modo de guía, tres formas de hacer el camino completo, en cinco, seis o siete jornadas. Nosotros optamos por hacerlo en cinco jornadas, la modalidad «más dura», dado que es en la que más se alargan las distancias por etapa, con longitudes que superan los 30 km en todas ellas a excepción de la última, la misma para todas las modalidades con una distancia a recorrer de aproximadamente 23 km entre Kinlochleven y Fort William.
De modo que en esta review expongo mis impresiones acerca de nuestros cinco días de travesía a través de este camino que cruza parte de Escocia, además de algunos consejos que creo son útiles de cara a emprender esta aventura -y desafío-.
ETAPA 1. MILNGAVIE – BALMAHA. DISTANCIA RECORRIDA: 29,4 km

Se trata de una etapa fácil, de terreno mayormente llano con alguna pendiente suave, donde las más pronunciadas se encuentran a la salida del pueblo de Milngavie, cerca del inicio del camino. Se pueden disfrutar de unos paisajes bonitos aunque no espectaculares -eso llegará en las sucesivas etapas-, hasta llegar a las proximidades de Balmaha, donde aparecen las primeras vistas realmente grandiosas con las colinas circundantes y el Loch Lomond como telón de fondo.
A ser el inicio del camino -durante cualquier día de la semana lo inician muchas personas- nos encontramos con mucha afluencia de gente y de diferentes nacionalidades -americanos, alemanes, holandeses, belgas, italianos, españoles, etc.-. La foto clásica al inicio, posando junto al monolito que marca el comienzo del camino en Milngavie, nos la tomaron dos chicas francesas a las que acto seguido les tomé yo la misma foto en pose.

Esta etapa transcurre por terrenos muy distintos en apariencia y topografía, entre ellos bosques de pinos repoblados, tierras de cultivo asemejando el paisaje de las campiñas inglesas y algunos páramos. Una ruta fácil durante la cual tuvimos la suerte de que el tiempo acompañara sin lluvia ni viento y con una temperatura muy agradable hasta la caída de la tarde, donde en las proximidades de Balmaha se notó la bajada de temperaturas y la necesidad de llevar ropa de más abrigo.
Justo a mitad de camino entre Drymen y Balmaha hay un cruce en el que se ofrece la posibilidad de seguir dos rutas diferentes, siempre dentro del itinerario del West Highland Way: la primera es la clásica, con una distancia desde este mismo punto hasta Balmaha de 3,75 millas (6 km) pasando por la mítica Conic Hill, desde la cual pueden observarse unas vistas maravillosas del Loch Lomond y sus alrededores, y la segunda es una ruta alternativa más fácil y directa con una distancia desde este mismo punto hasta Balmaha de 2,5 millas (4 km) a través de Milton of Buchanan y la carretera B837. Nosotros optamos por la ruta más directa de 2,5 millas, porque se nos echaba el tiempo encima y además amenazaba lluvia -de hecho poco más tarde, estando ya en el hotel, empezó a llover y durante horas lo hizo de manera considerable-. Así que esto me sirve para preparar una ruta Drymen – Conic Hill – Balmaha – Drymen más tranquila y con tiempo suficiente para disfrutar de las vistas que ofrece esta pequeña colina, y de la cual haré una review narrando mis impresiones y mostrando las mejores fotos de la jornada.
ETAPA 2. BALMAHA – INVERARNAN. DISTANCIA RECORRIDA: 39 km

Esta etapa es la más dura y complicada de todas, dado que es la más larga y la que transcurre por el terreno más difícil. Si a estos dos factores se une la lluvia y el viento, ambos actuando a la vez, como ocurrió cuando yo la hice, el avance puede llegar a ser bastante duro y tedioso en algunos tramos.
Pero la realidad es que, dejando a un lado lo dicho anteriormente, es una ruta grandiosa que bordea el Loch Lomond en toda su longitud por su lado Este, regalándonos unas vistas y unos rincones mágicos que parecen sacados de cuentos de hadas.
El terreno es difícil por tramos, con arroyos cruzando el camino, raíces de árboles medio camufladas con el barro que pueden llegar a ser una trampa y motivo de una buena caída, zonas rocosas y muy abruptas. Y como ya he dicho, si a todo esto se le añade el viento y la lluvia trabajando en equipo, puede imaginarse la situación, nada agradable por momentos.
Vi a mucha gente entre Balmaha -comienzo de la etapa para mí- y Rowardennan, lo cual provocaba «atascos» dado que en la mayoría de los tramos la vereda tiene la anchura justa para una sola persona, dificultando el avance cuando se forman caravanas de personas. Y no era nada fácil adelantar dadas las condiciones de aquel día. Pude ver a mucha gente a un lado de la vereda sentados, derrotados por el cansancio o por las lesiones, y a otros muchos cojeando y avanzando como buenamente podían con la ayuda de bastones. Entre Rowardennan e Inversnaid, en mi opinión el tramo más duro pero el más bonito e intenso, fui prácticamente solo, encontrándome a caminantes o grupos pequeños muy esparcidos a los que podía adelantar fácilmente. Hice un alto de unos minutos en el refugio del Ben Lomond Car Park, aprovechando para ajustarme el equipo, comer y beber algo y refugiarme de la lluvia y el viento por unos instantes.
Llegué a Inversnaid Hotel, abarrotado de gente buscando un refugio para descansar y comer sin estar expuesto a aquellas condiciones meteorológicas, el cual pasé de largo para afrontar el último tramo hasta Inverarnan. Aquí volví a ver a mucha gente, grandes grupos de caminantes que encaraban la última parte de la etapa. Tuve que volver a parar en un pequeño refugio -bendito refugio- llamado Doune Byre, muy próximo a Ardleish, para atarme la bota izquierda que se me había desatado casi por completo, y así aprovechar para refugiarme unos minutos del temporal de lluvia y viento que actuaba sin piedad.
Al ya de por sí complicado recorrido de esta etapa, se unió el hecho de que en agosto de 2019 una riada se llevó el puente que une la carretera A82 con Bein Glas Farm, o lo que es lo mismo, se llevó el puente que daba acceso desde el sendero del West Highland Way al hotel donde pasaríamos la noche. De modo que tuve que andar hacia el Norte hasta llegar al acceso a la carretera A82 y dirigirme otra vez hacia el Sur hasta llegar al hotel, un recorrido extra de 5 km en unas condiciones, como ya he indicado antes, que no eran las más propicias.
Después de haber completado el West Highland Way, el consejo que daría es que esta segunda etapa se hace mucho más agradable, llevadera y amena si se hace en dos jornadas y no en una solo. Por ejemplo, Balmaha – Inversnaid y Inversnaid – Inverarnan sería una muy buena opción, seis jornadas en vez de cinco, lo cual no implicaría mucha diferencia en el tiempo empleado y le daría un valor añadido a esta aventura.
ETAPA 3. INVERARNAN – BRIDGE OF ORCHY. DISTANCIA RECORRIDA: 28,7 km

La ruta la comenzamos en coche. El motivo es que como ya dije antes, el puente que une el hotel donde pernoctamos y el sendero del West Highland Way se lo llevó una riada, y el hotel puso amablemente a disposición de los caminantes alojados un vehículo para llevarlos hasta el acceso de la carretera A82 al sendero. Al principio de la ruta pudimos apreciar los destrozos de esta riada, la cual arrancó literalmente algunos puentecillos, alambradas, verjas y árboles, y también pudimos disfrutar de la belleza de las llamadas Falls Of Falloch -Caídas de Falloch, o Cascadas de Falloch-, una pintoresca cascada de diez metros que ofrece un espectáculo impresionante.
La lluvia fue nuestra compañera de viaje durante toda la jornada, pero aún así fue una ruta fantástica, con unas vistas soberbias de valles y cascadas capaces de dejar atónito a cualquiera que tenga la fortuna de pasar por estos parajes.
Como anécdota de la jornada, llegados a un cruce a 2,8 km aproximadamente de Tyndrum, nos encontramos un desvío que por algún motivo habían facilitado -posiblemente algún puente o algún tramo que había sido barrido por la fuerza del agua-. Pero lo cierto es que no estaba demasiado bien señalizado, con lo que llevaba a confusión. Y dudando estábamos, yo a punto de sacar el mapa para ubicarnos y tomar la dirección correcta, cuando apareció una pareja de escoceses y el hombre, dudando al igual que nosotros, rápidamente sacó un dispositivo GPS de mano e indicó el camino a seguir. Algo que me evitó el tener que descolgarme la mochila, sacar el mapa, abrirlo, orientarme… operaciones muy sencillas, básicas y rápidas si no fuese porque estaba lloviendo con bastantes ganas, habiéndolo hecho todo bastante farragoso.
Llegados a Tyndrum decidimos hacer un último esfuerzo y no parar, para llegar antes a Bridge of Orchy, nuestro destino. Nos encontramos con un terreno ondulado a la salida del pueblo, con pendientes suaves fáciles de afrontar, y con grandes tramos llanos a través de pistas anchas y de buena superficie -antiguas carreteras militares- y desde las cuales pudimos disfrutar de las mejores vistas que nos ofreció esta etapa. Lo malo es que en este mismo tramo, el final, hizo su aparición estelar el viento, que mezclado con la lluvia hizo algo difícil el avance durante los últimos kilómetros.

Lo curioso de Bridge of Orchy es que se trata básicamente de un hotel, rodeado de algunos edificios circundantes, pero el «pueblo» en sí es realmente el hotel, un edificio principal con otros edificios secundarios que conforman el recinto hotelero. El nombre del lugar proviene del puente del mismo nombre, construido a mediados del siglo XVIII sobre el río Orchy, como parte de un programa de pacificación de los Clanes de las Tierras Altas después de la Batalla de Culloden, que implicó la construcción de carreteras militares desde las Tierras Bajas hacia las Tierras Altas, mucho más salvajes, inhóspitas y de difícil sometimiento.

ETAPA 4. BRIDGE OF ORCHY – KINLOCHLEVEN. DISTANCIA RECORRIDA: 34 km

Fue en esta etapa donde pude disfrutar de las vistas más impresionantes y majestuosas de todo el West Highland Way. Una ruta bonita, atravesando páramos, valles y bosques frondosos que bien podrían asemejarse a cualquier zona tropical, aunque también dura, con tramos de fuerte pendiente tanto positiva como negativa que te machacan los músculos de las piernas y los pies, haciéndote desear en más de una ocasión que la etapa llegue a su fin.
La jornada comenzó con lluvia, pero en poco más de una hora ésta desapareció para dar paso a un cielo con nubes claras que de cuando en cuando permitía al sol asomarse y dar color y luminosidad a los ya de por sí fantásticos escenarios naturales. Nada más salir de Bridge of Orchy, subí por una pendiente bastante exigente hasta llegar al punto más alto de un cerrete, a partir del cual comienza una larga bajada hasta Inveroran Hotel. Pasado este punto, el camino transcurre por antiguas vías de ganado -las equivalentes a las Cañadas Reales españolas- de superficie empedrada, bastante irregular pero anchas, espaciosas y prácticamente llanas, atravesando un espectacular e inhóspito páramo y dejando atrás el Glencoe Mountain Resort para llegar a la intersección con la carretera A82.
Pasado el cruce con la A82 -algo que requiere de mucha atención y cuidado, ya que esta carretera es una vía rápida muy transitada por la que los vehículos circulan a una velocidad considerable- llegué al Kingshouse Hotel, dejándolo a mi izquierda para continuar por el camino señalado. Y fue a partir de este punto cuando pude disfrutar de las vistas más maravillosas y espectaculares que, a mi juicio, puede ofrecer el West Highland Way. Porque pasando por este tramo, observando y admirando el escenario que se presenta frente a nosotros, es cuando se comprende la grandeza de la naturaleza, la inmensidad y el poder de la montaña, la pequeñez del ser humano frente a esta obra cumbre de la creación. Algo mágico, místico, muy difícil de expresar con palabras dado que la esencia verdadera de lo contemplado permanece dentro, pasando a ocupar un lugar privilegiado en la memoria, convirtiéndose en un recuerdo indeleble que perdura para siempre.
Recorriendo el sendero en paralelo a la A82 durante un buen rato, se llega al punto donde ambos se separan, la una para continuar su camino hacia Inverness cruzando las Tierras Altas de Escocia, el otro para seguir hasta el punto de destino de esta jornada, el pueblo de Kinlochleven.
Fue precisamente aquí, aprovechando un sitio confortable y con unas vistas de ensueño, donde hice una parada para descansar, comer e hidratarme y ajustarme el equipo. Y no pudo ser más acertado, ya que justo en este mismo lugar comienza la subida hacia el punto más alto del West Highland Way -altitud 547 msnm-, teniendo que afrontar una pendiente positiva bastante dura por tramos, pero que al igual que todo esfuerzo, tiene su recompensa: unas panorámicas capaces de hacer olvidar todo el cansancio acumulado y hacernos sentir afortunados por poder presenciar semejante espectáculo.

A partir de este punto comienza un tramo de aproximadamente 4 km en bajada bastante dura, con pendientes negativas muy pronunciadas que requieren ir con mucho cuidado y atención de por donde se pisa, atravesando zonas inhóspitas sin arboleda hasta llegar a las proximidades de Kinlochleven, donde el paisaje cambia radicalmente para dar paso a bosques verdes y frondosos, dejándose ver de cuando en cuando unas panorámicas fantásticas del valle en el cual se asienta el pueblo.
Precioso lugar, por cierto, pequeño y acogedor, rodeado de montañas y senderos, un auténtico paraíso para los amantes del senderismo y la montaña y sede de varias de las carreras más prestigiosas del mundo en el ámbito del trail running: las Salomon Skyline Scotland.
ETAPA 5. KINLOCHLEVEN – FORT WILLIAM. DISTANCIA RECORRIDA: 23,4 km

La etapa comienza con una subida muy considerable -y para nosotros, aquel día, también lo hizo con lluvia-, que puede pillar a muchos desprevenidos dado que su inicio se encuentra justo a la salida del pueblo. Pasamos de una altitud de 11 msnm a 247 msnm en apenas 2,5 km, lo cual implica unas pendientes en positivo bastante duras por tramos -de más del 30% en algunos casos-. Llegados al punto más alto, tan solo tuvimos que mirar hacia atrás para disfrutar de una perspectiva del pueblo de Kinlochleven y el valle realmente maravillosas, recompensa más que suficiente al esfuerzo realizado.
A partir de aquí comienza un recorrido de aproximadamente 10 km por terreno fácil, ondulado con pendientes suaves y carriles y veredas anchos, lo suficientemente espaciosos como para dar cabida a dos personas caminando en paralelo y con muy buena superficie. Tras aproximadamente 4 km caminando por carril, llegamos a lo que debió de ser una especie de refugio para el ganado y los pastores y del que ya solo quedan las ruinas -aún razonablemente bien conservadas-, lugar que aprovechamos para comer algo, hidratarnos y ajustarnos el equipo. También aprovechamos para sacar ropa de más abrigo -guantes y gorro-, ya que el día cambió de lluvioso a tener un cielo con sol y nubes, pero con unas temperaturas bastante frescas y un viento que disminuía aún más la sensación térmica.
Continuamos durante varios kilómetros, atravesando páramos y zonas reforestadas sembradas de pinos nuevos hasta llegar a una bifurcación, en la cual había dos opciones, o bien seguir por un camino -carretera, en realidad- más directo y más corto hacia el pueblo de Fort William -final de la etapa- o bien continuar por el sendero del West Highland Way original, más largo y duro por la topografía del terreno. A estas alturas de la jornada, las condiciones climáticas habían cambiado y podíamos observar grandes claros de nubes por los cuales se dejaba ver el sol durante largos ratos, lo que trajo también un aumento de temperatura que agradecimos enormemente.
Nosotros optamos por el camino tradicional, decisión acertada porque pese a ser un terreno con varias pendientes en positivo y en negativo bastante exigentes, las vistas que nos ofreció fueron realmente maravillosas, especialmente las perspectivas del Ben Nevis -la montaña más alta del Reino Unido- cuando ya nos íbamos aproximando a Fort William.
Ben Nevis, al fondo a la derecha Ben Nevis, al fondo a la derecha Con el Ben Nevis de fondo, durante la bajada hacia Fort William
Entre grandes bosques de pinos bordeando Bidean Bad Na H-Iolaire -528 msnm- y Cow Hill -285 msnm- ambos por su cara Oeste, y recorriendo un tramo final de carretera pasando junto al Glen Nevis Visitor Centre, llegamos al pueblo de Fort William, a la señal vertical que indica el final oficial del West Highland Way, concluyendo así esta aventura de cinco días caminando por una de las zonas más bonitas de toda Escocia.
El West Highland Way es, sin lugar a dudas, una experiencia que merece la pena ser vivida. No es fácil, es más, es bastante duro por tramos y ciertamente requiere, en mi opinión, de una cierta forma física y entrenamiento, además de un equipo de campo adecuado y a la altura de las circunstancias -ropa, calzado y accesorios- y experiencia a la hora de planificar y ejecutar largas travesías en la modalidad de trekking.
Pero sobre todo, el West Highland Way es una experiencia mística, mágica, que nos conduce por terrenos inhóspitos, agrestes, cargados de historia y de vivencias, que nos brinda la oportunidad de admirar y disfrutar algunos de los escenarios más espectaculares que puede ofrecer el país. Algo que permanece para siempre en el recuerdo de quien ha tenido el privilegio de hacerlo, estableciendo unos lazos perpetuos entre la persona y este maravilloso lugar lleno de magia, historia y tradición.
Y para terminar este artículo, quiero recomendar, como fuente de información muy útil y detallada y que me sirvió mucho durante la planificación de esta ruta, la página web oficial del West Highland Way, donde figuran las rutas explicadas y detalladas, se dan consejos y se indican los hoteles, B&B, campsites y servicios disponibles a lo largo del camino, entre otra información. Aquí el enlace:
Además, me gustaría hacer mención de algunas herramientas, en mi opinión muy útiles para la planificación de cualquier ruta de trekking. Estas son OS Maps (Ordnance Survey, Servicio de Cartografía del Reino Unido) para obtener la topografía detallada, Google Maps y Google Earth, siempre útiles para obtener una perspectiva -aproximada- en 3D del terreno y poder hacer mediciones de distancias y tener así unos órdenes de magnitud previos, y por último el Met Office (Servicio Meteorológico Nacional del Reino Unido), el cual nos da una aproximación bastante buena de las condiciones meteorológicas que nos podríamos encontrar ya sea en ciudades o en montaña.
Impresionante ruta de trekking tanto por su dificultad como por la lluvia pero estoy segura de que merece mucho la pena tanto por su valor paisajístico como histórico que es único.
Impresionante el artículo como siempre, como ya te he comentado en otro artículo, tienes mucha suerte de poder haber vivido esta experiencia en contacto con esa maravillosa naturaleza que ofrece Escocia.
Como bien comentas es una experiencia para el recuerdo. Muchas gracias por compartirla con nosotros. Un abrazo.
Hola María,
Efectivamente fue una experiencia realmente maravillosa, de esas que quedan grabadas a fuego en la memoria. Y para mí es un placer poder acercar a las personas un poco más a estos parajes que tanto merecen la pena ser visitados, como has puntualizado tú, por su valor paisajístico e histórico. Una experiencia sublime en su conjunto.
Un abrazo María, cuídate y estamos en contacto 😉
The West Highland Way path ushers out directly opposite Forest View Guest House in the centre of the scenic historic village of Kinlochleven which nestles at the head of Loch Leven in the world famous West Highlands of Scotland.
Hi Maite, thank you very much for visit the blog and for leave a comment. The West Highland Way is full of magic scenarios, mystical places and amazing corners. Each stage has its own charm, and of course, each stage is a challenge. No doubt is an experience worth of live it. Scotland is a magic land, sprinkled of history (many times sad) and tradition.
Thank you again and feel free to visit the blog always you want. Take care yourself!