Visita de un día al Valle de los Caídos y al Real Monasterio de San Lorenzo de El Escorial , en la Comunidad de Madrid
Aunque es factible visitar ambos monumentos en un sólo día dado que están ubicados en la misma zona -apenas los separan unos catorce kilómetros por carretera-, lo ideal sería, en mi opinión, visitarlos en días separados, ya que cada uno de ellos ofrece singularidades y atractivos que bien podrían abarcar la visita de una jornada completa, y aún así faltaría tiempo.
Habiendo visitado estos lugares varias veces, en la segunda ocasión ambos en un mismo día, en esta review describo precisamente aquella segunda ocasión, de la que mejores recuerdos guardo. El por qué de esta predilección puede encontrarse en un relato que escribí no hace mucho y que se titula Aquel primer viaje, rememorando aquel día tan intenso y lleno de emociones.
La clave para poder aprovechar una jornada al completo está, a mi parecer, en levantarse temprano. Tan temprano como se pueda. Parece una tontería el hablar de madrugar cuando se está de viaje por ocio, de turismo. Pero el levantarse temprano marca la diferencia entre una jornada bien aprovechada y una en la que da la sensación de no haber hecho nada porque, y perdón por la perogrullada, cuando madrugamos ganamos horas de tiempo y alargamos el día, horas preciosas que nos sirven para cumplimentar la rutina mañanera de todo -o casi todo- ser humano y poder ponernos en marcha teniendo muchas horas por delante incluso hasta la hora del almuerzo. Esas dos o tres horas que ganamos si se madruga son la clave y yo lo tengo más que comprobado por propia experiencia.
Pues nosotros hicimos precisamente eso. Madrugar. A las siete de la mañana estaba sonando el despertador y en cuestión de poco más de media hora estábamos fuera buscando un bar para desayunar. A las nueve de la mañana ya estábamos en el coche, de camino a nuestro primer destino: el Valle de los Caídos.
Este maravillosa obra de la arquitectura y la ingeniería, en la cual se entrelazan ambas disciplinas para dar vida a este proyecto de dimensiones gigantescas -y más aún para la época en que fue concebido y construido- es en realidad un conjunto monumental conformado por la Basílica de la Santa Cruz del Valle de los Caídos, la Abadía de la Santa Cruz del Valle de los Caídos y el soberbio monumento que se alza orgulloso y desafiante, no en vano considerado la cruz cristiana más grande del mundo con una altura de ciento cincuenta metros y visible desde una distancia de cuarenta kilómetros.
Fue construido entre los años 1940 y 1958 y está ubicado en el Valle de Cuelgamuros, en el municipio de San Lorenzo de El Escorial, en la Comunidad de Madrid. El General Francisco Franco ordenó su construcción como un tributo a los caídos de ambos bandos en la fratricida Guerra Civil Española, estando allí enterrados los restos de más de treinta mil combatientes en columbarios donde las tumbas de Republicanos y Nacionales están entremezcladas. Además, en la Basílica se encuentran enterrados los restos de Francisco Franco y José Antonio Primo de Rivera, fundador de Falange Española y muerto a manos de los Republicanos el 20 de noviembre de 1936.
Entrar en detalles acerca de todo el conjunto, sus características, historias, anécdotas, numerosas capillas y altares, salas, esculturas y obras de arte… podría alargar este artículo hasta llegar a convertirlo en un libro -existe de hecho abundante bibliografía acerca del tema- y no es el objetivo del mismo. En su lugar, dejo dos enlaces de interés en los que puede leerse largo y tendido acerca del Valle de los Caídos y ver fotografías desde todos los ángulos y distancias, además de imágenes históricas incluso del proceso constructivo, conocer horarios, transportes, hospedaje, restaurantes… Estos enlaces son:
- Para la historia y datos de interés, pero principalmente unas imágenes magníficas que reflejan toda la grandeza del conjunto, además de fotografías históricas desde el mismo comienzo de las obras:
- Para conocer la historia y las características del conjunto, horarios, transportes, hospedaje, restaurantes y otros datos de interés:
Abajo dejo algunas de las fotografías que he tomado en mis visitas, no tan espectaculares como las que aparecen en las páginas web o sitios dedicados en exclusiva, pero especiales para mí y algunas de ellas capaces de reflejar -aunque solo sea en parte- la grandeza de esta magnífica obra.
Tras casi cuatro horas paseando entre aquellos maravillosos y extensos jardines, caminando por los corredores arqueados de los exteriores de la Abadía y la Basílica, contemplando la riqueza escultural y la monumentalidad del conjunto, respirando el aire puro y la tranquilidad del lugar y observando los bosques de pinos que se extienden hasta donde alcanza la vista en el horizonte, nos dirigimos hacia el aparcamiento del recinto para, una vez en el coche, poner rumbo al pueblo de San Lorenzo de El Escorial, donde tuvimos nuestro almuerzo en un asador en el que pudimos disfrutar de unos excepcionales platos de carne bien cocinados y servidos, a escasos metros de distancia de la que sería nuestra segunda y última visita del día: el Real Monasterio de San Lorenzo de El Escorial.
El Siglo de Oro español fue una época histórica en la que las artes humanísticas españolas llegaron a ser referente cultural y social, gozando de un prestigio, reconocimiento y divulgación sin igual. Este Siglo de Oro -que abarca más de cien años, sin embargo- comprende el periodo entre el año 1492, el año del descubrimiento de las Américas por parte de Cristóbal Colón y la Reconquista de España a los musulmanes por parte de los Reyes Católicos, y el año 1659, en el cual tiene lugar la muerte de Pedro Calderón de la Barca, considerado el último gran escritor del Siglo de Oro. Fue un periodo en el que el Imperio Español rigió como potencia militar (con los famosos Tercios) y política, gobernado por la familia real de los Austrias, casa a la que pertenecieron algunos de los monarcas más celebrados de la historia, como el mismísimo Carlos I de España y V del Sacro Imperio Romano Germánico, llamado «el César» y su hijo Felipe II de España, llamado «el Prudente». Fue precisamente Felipe II quien ideó y promovió la construcción del Real Monasterio de San Lorenzo de El Escorial como un lugar de culto en torno a un panteón familiar de nueva creación, cumpliendo de este modo con los deseos que figuraban en el último testamento de su padre Carlos V de 1558, de ser enterrado junto con su esposa Isabel de Portugal y su nueva dinastía en un lugar diferente a los habituales para la realeza hasta aquel momento, contando para ello con los servicios y la profesionalidad de los mejores arquitectos de la época -españoles e internacionales-. El Real Sitio incluye un palacio real, una basílica, un panteón, una biblioteca, un colegio y un monasterio, además de ser en sí mismo un museo dada la ingente cantidad de objetos y obras de arte tanto pictóricas como esculturales que alberga.
Con su potente e impresionante imagen arquitectónica, majestuoso porte y enormidad monumental, fue considerado como la Octava Maravilla del Mundo y no en vano, está incluido en la exclusiva Lista de Patrimonio de la Humanidad de la Unesco.
Especialmente merecedores de una visita con mucho detenimiento son la Biblioteca Real -con su famoso Globo terráqueo de la Escurialense y dotada de más de cuarenta mil volúmenes de extraordinario valor, punto de visita obligado para historiadores e investigadores-, los Panteones -el de reyes y el de infantes- y sus maravillosos jardines, a través de los cuales es inevitable dejarse llevar intentando imaginar aquella época en la que tan regios personajes pasearon entre sus setos y árboles.
Y al igual que ocurre con el Valle de los Caídos, si quisiéramos ahondar en la historia, características y curiosidades de este espléndido edificio -o conjunto de edificios-, este artículo se extendería hasta límites que lo harían inviable, habiendo para ello abundante bibliografía -han corrido ríos de tinta a lo largo de los siglos acerca de este admirado Monasterio- y sitios web especializados en la materia, donde entran en todo tipo de detalles y hacen una descripción concienzuda y minuciosa del mismo.
Y para no extenderme más, me limito a dejar el enlace de la página web de Patrimonio Nacional en la que describen -sin entrar en demasiados detalles- el Real Sitio y aparecen reflejados los horarios de visita y las indicaciones para llegar al lugar en coche propio o transporte público.
www.patrimonionacional.es/real-sitio/real-sitio-de-san-lorenzo-de-el-escorial
Si se quiere conocer la historia y las características del Real Monasterio con más detalle y en profundidad, basta con leer el interesante artículo en Wikipedia (es.wikipedia.org/wiki/Monasterio_de_El_Escorial) o agenciarse uno de los numerosísimos libros que hacen de este monumento el protagonista de sus extensas páginas.
A continuación dejo algunas fotografías, la mayoría de las cuales tomadas por mí mismo, aunque las que son del interior del edificio son cogidas otras fuentes dado que cuando yo hice las visitas estaba prohibido tomar fotografías una vez pasada la puerta de entrada. Aún así, y aunque no son espectaculares, muestran rincones y panoramas que pueden reflejar al menos en parte la grandeza de este majestuoso edificio.
Uno de los corredores del interior del edificio, decorado con murales de carácter religioso. Fotografía tomada de Patrimonio Nacional Panteón de los Reyes. Fotografía tomada de Patrimonio Nacional Salón principal de la Real Biblioteca. Fotografía tomada de Patrimonio Nacional Vista panorámica del Real Monasterio de San Lorenzo de El Escorial. Fotografía tomada de Wikipedia
El Valle de los Caídos y el Real Monasterio de San Lorenzo de El Escorial. Dos monumentos tan cercanos geográficamente y tan diferentes en sus características, épocas históricas y motivaciones que empujaron a sus respectivas construcciones. Ambos lugares religiosos y espirituales, rincones dedicados al saber y al conocimiento por parte de las comunidades religiosas que los moran, ambos Patrimonio Nacional, herencia directa de nuestra historia indeleble reflejo de grandezas y miserias. Pero sobre todo, maravillosas obras monumentales que merecen ser conservadas, cuidadas y mimadas por el resto de los siglos, como testigos mudos que son de los acontecimientos que forjaron la España que conocemos hoy.
0 likes en este post