La solidaridad de Notre-Dame

Fotografía tomada de elpais.com

La Catedral de Notre – Dame de París, un maravilloso edificio de la Edad Media con casi mil años de vida y que levanta la admiración de toda persona que tiene la suerte de poder pararse a sus pies a contemplar su imponente fachada y la “aguja” que corona todo el conjunto arquitectónico. Un plus de admiración tiene lugar en todos aquellos que tenemos conocimientos de ingeniería y construcción, pues en lo primero que pensamos es en la valentía, el coraje y el talento de aquellas personas que se atrevieron con una construcción de tamaña envergadura en una época -siglos XII – XIII- en la que los medios disponibles eran, en el mejor de los casos, rudimentarios y primitivos.

Pero el 15 de abril de 2019, el mundo miraba horrorizado hacia París viendo como las llamas de un devastador incendio consumían la estructura del edificio, y su emblemática “aguja” caía y desaparecía entre el caos como si nunca antes hubiese existido.

Una tragedia. Una pérdida para el patrimonio arquitectónico, cultural y religioso. Un terrible hecho que ha puesto al mundo en pie y del que ha aflorado la solidaridad de la que todos en algún momento hacemos gala, equiparando a personas de diversas clases y condiciones sociales -sobre todo equiparando a ricos y a pobres-. ¿Por qué digo equiparando a ricos y a pobres? Porque no importa el patrimonio, la renta, el nivel de vida o la clase social a la que se pertenezca. Todos se han volcado en hacer donaciones para que la Catedral de Notre – Dame vuelva a alzarse majestuosa y su aguja vuelva a arañar los cielos de París.

Si el 20 de abril de 2019, a las 09.45 horas, hubiésemos tecleado en el buscador de Google “recaudación restauración catedral notre dame” hubiesen aparecido 233.000 resultados en 0,32 segundos. En algunos de los enlaces hubiésemos podido leer que ya se llevaban recaudados más de 700 millones de Euros provenientes de donaciones alrededor de todo el mundo, siendo algunos de los samaritanos entes tan poderosos como el Ayuntamiento de París o el mismísimo BCE, además de importantes hombres de negocios y empresas de reconocido prestigio a nivel global.

Es evidente que, ante unos datos de semejante magnitud, no soy la primera persona que se pregunta qué está pasando en el mundo, en la sociedad desarrollada, en el ser humano. Voy a formular la cuestión de la forma más simple y cruda: ¿Cómo es posible que para restaurar un edificio -del que nadie discute su incalculable valor antropológico- se haya recaudado tal cantidad de dinero ¡en tan sólo 24 horas! y que para problemas y lacras como son las hambrunas en el mundo, las guerras que desplazan millones de refugiados cada año, la lucha contra el narcotráfico, el tráfico de seres humanos, el cambio climático, la caza furtiva en África que ha llevado al borde de la extinción a especies emblemáticas del mundo salvaje, las catástrofes naturales… -y paro aquí, dado que daría para escribir otro artículo completo tan sólo enumerando los problemas que encara el mundo y que al parecer no tienen solución-, pocos se movilicen, tenga interés y aporten medios y soluciones para intentar erradicarlos?

Con hechos como éste y en base a los datos, queda al descubierto que todo lo citado arriba es meramente una cuestión de política y que el mundo desarrollado y poderoso mira hacia otro lado, dejando al mundo subdesarrollado abandonado y a su suerte, siempre sufriendo las consecuencias los más débiles e indefensos. Y mientras tanto nosotros, en el mundo desarrollado y poderoso, pronto tendremos la fortuna de volver a ver la aguja de la Catedral alzándose orgullosa en el horizonte de la Ciudad del Amor y de la Luz, ajenos -o no- a lo que está ocurriendo al otro lado de la barrera invisible.  

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2 comentarios

  1. María

    Hola Jesús,

    Estoy totalmente de acuerdo con lo que comentas en el artículo. Para unas cosas hay dinero y la gente recauda e incluso compiten para ver quien da más y para otras nada.
    El hambre es la mayor pandemia con la muerte de 8500 niños al día, el cambio climático está destruyendo nuestra amada naturaleza haciendo desaparecer especies de animales y plantas. Pero eso sí Jeff Bezos, el multimillonario y fundador de Amazon, pagó entre 200.000 y 250.000 dólares por un viaje al espacio de 11 minutos e incluso hubo una lista de 7600 personas de 159 países en lista de espera para viajar en ese vuelo. REPUGNANTE

    Hasta la próxima lectura. Nos vamos siguiendo 🙂🙋🏻‍♀️

    1. jgarcia

      Hola María,

      Gracias por entrar al blog y por leerme. He de decir que no tengo nada más que añadir a tu comentario. Estoy en total sintonía contigo.

      Depende para qué, la voluntad popular puede ser admirable o deleznable.

      Un saludo y gracias por comentar. Nos vamos siguiendo, 🙋🏼‍♂️🙏🏻🤗

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